Los Ángeles (EE.UU.), 21 jul (EFE).- A Barbie se le ha acusado de perpetuar estereotipos de belleza, pero también se le ha aplaudido el empoderamiento femenino. Su controvertida figura ha sido tan cuestionada como aceptada, y ahora que se estrena su película algo parece quedar claro: no es solo una muñeca.
Andrea tenía cuatro años cuando sus padres le regalaron la Barbie “Day to Night” de 1985. La versión de la muñeca rubia y espigada que era una profesional por las mañanas y una mujer con vida social que salía a divertirse por las tardes.
“Ella era una Barbie trabajadora y su vida es un poco parecida a la mía ahora”, cuenta en entrevista con EFE la mujer de 42 años momentos antes de antes de entrar a ver la película “Barbie” a una sala de cine en Beverly Hills, luciendo un look inspirado en la muñeca.
Miles de seguidores y también detractores de la mujer plástica han comenzado a darse cita desde ayer para ver en la pantalla grande el filme de Greta Gerwig.
Siguiendo la moda del “barbiecore”, al usar sus mejores atuendos rosas, los espectadores han acudido para adentrarse a lo que esperan será una comedia feminista divertida e incluyente.
ABRAZAN El “BARBIECORE”
Ray, de 24 años, asistió a una de las primeras proyecciones del filme acompañada de dos amigas. Cree que en su caso, fue “Barbie Swan Lake” la que inspiró su adolescencia y marcó fuertemente su personalidad.
“Crecí con Barbie. Amo el elenco de la película y me emociona que la cinta se ve un poco gay, es rosa y tiene bailes, ¡Tiene todo!”, asegura la joven.
Para Sahira, de 36 años, Barbie representa “pura felicidad” y enseña que “se puede soñar en grande”, mientras que la drag-queen Sage Zariah cuenta que ha tomado como “mantra” su slogan: “sé lo que quieras ser”.
“Ella te enseña que de verdad puedes ser quien quieras ser, como ahora que estoy vestida de Barbie estrella de pop. Sé que puedo ser cualquier Barbie que yo quiera”, responde a EFE Zariah.
LAS DOS CARAS DEL ÍCONO
La profesora de estudios de Comunicación de la Universidad de Vanderbilt Claire Sisco considera que el mundo color rosa de Barbie no siempre ha sido tan amable como comienza a serlo en la actualidad.
“Barbie se creó en una sociedad sexista y sigue existiendo en ella. Creo que una de las problemáticas más grandes que plantea es que no importa que tan exitosa y profesional eres, tienes que ser bonita. Como si la belleza fuera igual de importante que las aspiraciones creativas o intelectuales”, comenta.
No obstante, reconoce que los filmes como el de Gerwig y las nuevas líneas de la muñeca que Mattel ha presentado con diferentes tipos de cuerpo y condiciones físicas, ayudan a mejorar la representación y a incluir socialmente a grupos que por años han sido marginados.
“En el pasado no había diversidad, hacían Barbies de diferentes nacionalidades una vez cada cierto tiempo. Ahora lo están haciendo muy bien. Hay muñecas con curvas, muchos colores de piel y hasta con necesidades especiales”, celebra Tammy, una fan de 54 años que colecciona las versiones afroamericanas de la muñeca y de su pareja, Ken.
Asimismo, la psicóloga Yalda T. Uhls, directora y fundadora del Centro para Académicos y Narradores de la Universidad de California (UCLA), expone la importancia de reconocer que los juguetes son más que simples objetos.
“No podemos decir que Barbie es una simple muñeca. Los juguetes les enseñan a los niños cómo es el mundo y específicamente estos representan personas para ellos con los que practican cómo se relacionan los humanos”, comenta.
UNA RELACIÓN DE AMOR-ODIO
Lexi llegó al cine con su amigo portando playeras con el nombre “Greta Gerwig” estampado. Su motivación principal no es Barbie, pues nunca tuvo una, sino ver la última película de su directora favorita.
“Creo que apoyando este tipo de películas en donde hay una gran diversidad de personas en cuanto a tamaños, género e identidad, le demostramos y demandamos a las grandes corporaciones que es el tipo de contenidos que queremos ver”, considera la joven de 28 años.
El fenómeno que la película ha creado en términos de marketing y tendencias en redes sociales responde a la nostalgia que la muñeca creada en 1959 por Ruth Handler emana y al juego que Gerwig plantea en su obra al retratar el conflicto “amor-odio” que la sociedad ha tejido en torno a ella.
“La película muestra estas complejidades y ambivalencias que Barbie representa y creo está usando la historia de la muñeca para interrogar las normas patriarcales de lo que debe ser una mujer y sobre lo que es el género”, apunta Sisco.
La cinta tuvo un presupuesto de 100 millones de dólares y tan solo en su primer fin de semana de estreno se espera que alcance de 95 a 110 millones de dólares.