Nueva York, 30 ago (EFE).- Paula Badosa, de vuelta en la élite tras un largo calvario de lesiones y malos resultados, le dio este viernes gran parte del mérito a su entrenador Pol Toledo por ayudarla cuando pensó incluso en dejar el tenis.
“Le doy toda la importancia porque al final ha estado conmigo 24 horas 7 días a la semana, es el que me ha visto llorar, sufrir, no creer en mí, con dudas: el que me ha visto no querer seguir jugando, sobre todo después del Madrid. Yo no quería seguir jugando a este deporte”, dijo en una rueda de prensa tras clasificarse para los octavos de final del Abierto de Estados Unidos.
“Él siempre ha dicho que con paciencia, trabajando y escuchándole iban a venir los resultados. Y obviamente, siempre ha estado de mi lado. Creo que la manera también que tiene de ver el tenis es muy buena y me ha ayudado muchísimo, creo que también se ve en la pista que mi manera de jugar es diferente a la de hace unos años”, añadió.
Badosa prolongó su magnífico verano al pasar a los octavos del ‘grande’ neoyorquino con sufrimiento y remontada frente a la rumana Elena-Gabriela Ruse, número 122 del ránking y a la que doblegó por 4-6, 6-1 y 7-6(8) en dos horas y 32 minutos.
La catalana, número 29 del mundo, buscará el boleto para los cuartos de Flushing Meadows ante la china Yafan Wang (n.80).
Con su entrada entre las 16 mejores de este año en el Abierto de EE.UU., Badosa consiguió alcanzar los octavos en todos los ‘grandes’ a lo largo de su carrera.
“Era algo que tenía pendiente y lo decía cuando empecé el torneo: ‘Quiero hacerlo muy bien en Nueva York porque es el único grand slam en el que no he llegado a la segunda semana’. Obviamente quiero hacerlo aún mejor, pero sí significa mucho poder haberlo hecho tan bien en los cuatro grand slam, en diferentes condiciones, superficies… Para mí es demostrarme que me puedo adaptar a cualquier situación y condición”, argumentó.
Además recordó que su “punto más bajo” en 2024 fue a mitad de esta temporada cuando se estaba recuperando de una lesión en la espalda.
“No estaba respondiendo bien. Mis resultados no eran los que esperaba en ese momento. Era realmente malo”, indicó.
“En mi cabeza estaba pensando: ‘Quizá debería renunciar porque si no estoy en el nivel más alto no quiero jugar a este deporte’ (…). Esa es mi personalidad. Si no estoy en el ‘top’ o entre las mejores jugadoras, no quiero jugar a este deporte”, apuntó.
Su brillante recuperación ha fructificado especialmente en su gira de pista dura por Norteamérica, donde conquistó el WTA 500 de Washington (su primer torneo desde enero de 2022), llegó a las semifinales del WTA 1.000 de Cincinnati y ahora mantiene vivo el sueño de triunfar en el ‘grande’ de su Nueva York natal.