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Cupertino (EEUU), 8 sep (EFE).- La nueva hornada de productos de Apple, que incluye el iPhone 14 y el reloj inteligente Apple Watch Series 8, avanza hacia el objetivo de crear un ecosistema totalmente integrado, en el que los dispositivos sean complementarios pero no dependientes el uno del otro.
La integración entre hardware, software y servicios ha sido desde sus inicios en 2007 una de las señas de identidad del teléfono iPhone, y la empresa quiere ahora que este concepto se extienda al conjunto del universo Apple, incluyendo otros dispositivos e incluso productos de otras marcas.
El objetivo es difuminar las barreras entre, por ejemplo, un iPhone y un Apple Watch, o entre una tableta iPad y una computadora Mac, de manera que se vuelvan complementarias, pero sin requerir al usuario tener que disponer de ambas para sacar al producto el máximo provecho, lo que resulta en un delicado equilibrio.
Quizá el mayor ejemplo de los avances en este sentido expuestos durante la presentación del miércoles fue el nuevo sistema de detección de accidentes de tráfico, que se lanzará a la vez en el iPhone 14 y el Apple Watch Series 8, disponibles en tiendas a partir del próximo 16 de septiembre.
Este sistema se basa en aprendizaje automatizado (el conocido como “machine learning”, en inglés) para identificar elementos que apunten a que ha ocurrido un accidente grave, como por ejemplo una desaceleración repentina o sonidos de metal crujiendo o de cristales rompiéndose, y alerta a los servicios de emergencias para que acudan en auxilio.
En caso de accidente grave, es posible que el teléfono salga disparado o que sufra un daño que lo inutilice, por lo que el hecho de que el reloj también incluya esta función sirve de garantía adicional. Del mismo modo, en caso de que algo le ocurriese al Apple Watch, el iPhone actuaría como alternativa para poder dar la señal de alerta.
Otra de las funcionalidades presentadas en el Apple Park de Cupertino (California, EE.UU.) que avanzan en la senda de la integración -en este caso entre hardware y software- se da en los nuevos teléfonos de gama alta iPhone 14 Pro e iPhone 14 Pro Max.
Estos modelos eliminan la controvertida muesca de la parte superior de la pantalla -que cuenta con tantos detractores como defensores desde que debutó en 2017 en el iPhone X- y la sustituyen por lo que la empresa ha bautizado como una “isla dinámica”, que alberga elementos como la cámara frontal y la tecnología de reconocimiento facial.
Esta “isla” consiste en un pequeño corte negro no adjunto al marco del teléfono que aumenta, por tanto, el espacio útil de la pantalla, además de reducir el tamaño aproximadamente un 30 % con respecto a la muesca, según informó Apple.
Lo interesante, sin embargo, es cómo se integra este corte en el dispositivo: pese a ser un elemento que viene impuesto por el hardware (Apple necesita un espacio físico en el que incluir la cámara y FaceTime), la “isla dinámica” aprovecha para hacer de la necesidad virtud y lo reconvierte en una herramienta de software.
Así, en el espacio sucesor de la muesca se muestran notificaciones, avisos y opciones de control de audio para la reproducción de música, por ejemplo, amenizadas con llamativas animaciones de tamaño cambiante.
Los dispositivos presentados el miércoles, además, aprovecharán la apuesta por la continuidad total entre sistemas operativos de iPhone, iPad, Mac y Apple Watch mostrados durante la conferencia de desarrolladores WWDC de junio.
La idea detrás de estos nuevos sistemas operativos es simple: que un mismo usuario trabajando o simplemente usando Mac pueda transferir su actividad sin ningún tipo de interrupciones y de forma inmediata a un iPhone o iPad y viceversa, y que se puedan lograr objetivos similares entre estos dispositivos y el reloj inteligente de la compañía.
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