Washington, 12 jul (EFE).- El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se dio este martes un baño de masas en los monumentos a Franklin Delano Roosevelt y a Martin Luther King en Washington, donde animó a mantener “el sueño, la utopía” del líder afroamericano de los derechos civiles, asesinado en 1968.
El mandatario quiso aprovechar su visita a EE.UU. para encontrarse con su homólogo estadounidense, Joe Biden, para visitar el monumento dedicado a su presidente de EE.UU. favorito, Franklin Delano Roosevelt (1933-1945), y el de Luther King, que está justo al lado, en el Mall, la gran explanada que une la Casa Blanca con el Capitolio. En ambos lugares, el presidente depositó sendas coronas de flores blancas, desafiando el calor bochornoso que reinaba la capital, anticipo de la tormenta que cayó horas después. López Obrador acudió primero al conjunto a piedra donde se homenajea al que fue al 32º presidente de EE.UU.: El mandatario mexicano llegó acompañado de su comitiva y de un fuerte dispositivo de seguridad que mantuvo a raya a periodistas y seguidores del gobernante que se habían acercado a expresarle su apoyo. VIGILANCIA DOBLE Sus partidarios llevaban horas aguardándole, e incluso un hombre se separó de su esposa y de su hija para poder vigilar los dos monumentos y avisarse en caso de que llegara López Obrador. “Presidente, presidente” y “Es un honor estar con Obrador” fueron algunos de los lemas que los partidarios de López Obrador cantaron a su paso mientras el mandatario saludaba sonriente, estrechaba las manos de los presentes y posó frente a la estatua de Roosevelt, en silla de ruedas y acompañado de la figura de su perro, Fala. El orden que acompañó esta parte de la visita fue sucedido por el caos entre periodistas y seguidores cuando López Obrador se dirigió caminando al vecino monumento a Luther King, donde hubo carreras a campo través, empujones del Servicio Secreto de EE.UU. para abrir paso y gente que prácticamente rodó por el césped. Ya en el monumento a Luther King le aguardaba una multitud con banderas de México, y allí el presidente aprovechó para dar un discurso improvisado, tras admirar el conjunto monumental junto al río Potomac. En ese lugar estuvo flanqueado por el hijo del líder de derechos civiles, el también activista Martin Luther King III, su hija Yolanda y su esposa Arndrea Waters. Elevando uno de sus brazos de vez en cuando para apuntar al cielo, López Obrador hizo gala de sus conocimientos de historia y explicó el porqué de estas dos paradas en su visita a Washington. “SÍ SE PUEDE”, SEGÚN AMLO Y LUTHER KING “Sí se puede”, dijo en un momento de su alocución, parafraseando a Luther King, para continuar “sí se puede vivir mejor, sin injusticias y sin discriminación”. El presidente recordó que ya conocía a la familia de King y que los acompañó durante un viaje a Oaxaca para rendir tributo al único presidente afroamericano de la historia del país latinoamericano, Vicente Guerrero (1829–1829), quien ancuñó el famoso “la patria es primero”. A lo largo de su discurso, López Obrador, que llevaba un traje oscuro y una corbata azul, fue interrumpido en varias ocasiones por sus partidarios, que estaban grabando en vivo la escena para transmitirla por las redes sociales y que decía frases como “presidente, te queremos”. Explicó que con Roosevelt hubo una “muy buena relación” entre EE.UU. y México, porque el estadounidense fue “respetuoso” y mantuvo una política de buena vecindad, al tiempo que durante su mandato se firmó el “programa bracero”, que permitió la regularización del trabajo temporal de los mexicanos en EE.UU. Precisamente, López Obrador está presionando a Washington para que aumente los visados que concede a trabajadores mexicanos temporales en empleos no agrícolas. “Hoy le decía al presidente (Joe) Biden que, aunque son otros tiempos, habría que regularizar la situación de los migrantes, que se ordene el flujo migratorio, porque aquí hace falta fuerza de trabajo y el presidente Roosevelt sí que aceptó que hacía falta esa fuerza de trabajo y se hizo ese arreglo”, puntualizó. Mientras López Obrador hablaba, la familia Luther King observaba sonriente a los seguidores del mandatario, algunos de los cuales le gritaron “presidente, es un gigante como Martin Luther King”, y seguían lo que el gobernante decía a través de las palabras que les traducían, aunque Yolanda King estudia español. Cuando el mandatario acabó de hablar, Luther King III señaló que lo que el mundo necesita hoy en día es la filosofía de la “no violencia” que defendía su padre y manifestó su deseo de “fomentar el espíritu del amor”. Sus palabras fueron rematadas por las de su hija Yolanda, que en un español fluido agradeció a López Obrador que les hubiera invitado a su visita al monumento y le señaló: “Todos podemos completar el sueño de mi abuelo”.