Ciudad de México, 3 jul (EFE).- En su nuevo libro, “Aquí no hay sed”, el poeta mexicano Alberto Villarreal defiende la idea del amor de pareja desde la no posesión, pero reconoce que no siempre aplicó eso en su vida y sigue aprendiendo sobre las relaciones.
“Alguna vez fui una media naranja, asumí que necesitaba de alguien para completarme, pero esas relaciones no terminaron bien y necesité tiempo para cambiar la mirada”, aseguró este domingo el autor en entrevista con Efe. El poemario publicado por la editorial Planeta está dividido en dos partes, una íntima, con énfasis en el tema de la muerte; otra relacionada con el amor de pareja. “Durante la pandemia leí mucho sobre la muerte, no la muerte final sino la que vamos teniendo a través de la vida. Reflexioné sobre mi vida, las veces que he muerto y me pareció que tocaba hablar de eso, sin dejar el amor romántico”, explicó. Villarreal, promotor de la lectura, tiene un canal de youtube encaminado a debatir sobre libros y defiende la idea de la escritura de manera accesible a los jóvenes, entre los cuales tiene aceptación. “Me toca romper reglas para acercar lectores. Este es un libro que leen sobre todo los jóvenes; estar en la redes sociales los atrae, pero estos poemas son para todos, tienen temáticas más maduras que mis libros anteriores”, agregó. “Aquí no hay sed” fue escrito con algo de juego. Villarreal recreó momentos de su niñez y su juventud y contó con economía de palabras historias humanas, como la suya cuando fue a un mercado con su abuelo, compraron un cabrito con el que se encariñó, pero luego supo que su carne fue el plato principal en una cena familiar. “Yo sabía que estaba pasando; me dijeron que me había comido el cabrito con el que estaba jugando Tendría unos siete u ocho años, me quedé traumatizado, tanto que, ya no volví a comer cabrito”, confiesa, en referencia al poema “Norte”, que aparece en la primera parte del libro. UN ASUNTO PERSONAL Algunas piezas del libro insisten en el amor con libertad, otras tocan el amor bisexual, una especie de provocación por parte del poeta, que no entiende por qué la sociedad insiste tanto en las preferencias sexuales de las personas, cuando eso debía ser un asunto íntimo, personal, sin importancia. “He sido coqueto con el tema, en vídeos en los libros he hablado sobre mis preferencias sexuales, pero a veces la gente quiere una frase textual. En el libro se habla de eso de una forma libre, no sé por qué hay tanta insistencia en ese asunto”, indica. Al nacer, Alberto estuvo a punto de morir asfixiado al enredársele el cordón umbilical y de niño sufrió ataques epilépticos, lo cual lo rodeó de una sobreprotección de la que le costó trabajo escapar para lanzarse al vacío mediante la escritura. “En la poesía fluyo mejor, no tengo que estar revisando el texto muchas veces, como en la novela, que es como un maratón. Cuando escribo poesía me gusta romper las reglas. La gente Le tiene miedo a la poesía, mi responsabilidad es romper ese miedo”, confiesa. No es casual que el primer capítulo del libro se llame “Naranjales”. A sus 27 años el escritor se asume como una naranja llena de jugo que en el amor desconfía de los cítricos partidos por la mitad porque prefiere una pareja jugosa. “Llamarle ‘Naranjales’ a esta primera parte del libro es porque llevo un par de años analizando el amor desde quien soy, de donde vengo. Mis poemarios anteriores reflejan relaciones tóxicas porque estamos aprendiendo a amar, a querer de forma responsable y dejar ir al mismo tiempo”, aseguró.