Mérida (México), 5 ene (EFE).- Prestadores de servicios turísticos de Quintana Roo y Yucatán siguen trabajando, a pesar de que se mantiene el bloqueo en las principales vías de acceso a la zona arqueológica de Chichén Itzá, que cada año registra más de 2,6 millones de visitantes.
“Ya son tres días de cierre de la carretera Valladolid-Mérida y no bajaremos la guardia, aunque la situación genere incertidumbre entre los turistas que desean conocer nuestra hermosa ciudad prehispánica”, comentó este jueves a EFE el comisario de Xcalacoop, Jeremías Cimé Ciau.
La medida que adoptaron para exigir la destitución del director de Chichén Itzá, Marco Antonio Santos Ramírez, a quien acusan de corrupción y de atentar contra la cultura maya, trajo “beneficios” a otros prestadores turísticos del oriente de Yucatán.
“Desde las carreteras bloqueadas hemos visto que llegan vehículos con turistas procedentes de Cancún y Mérida, pero al no poder ingresar a Chichén Itzá los guías optan por llevarlos a cenotes de la región o sitios cercanos como Ek Balam e Izamal”, añadió.
El conflicto entre campesinos mayas y Santos Ramírez, arqueólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), “parece no tener fin”, mientras que autoridades de la Secretaría de Cultura y Gobierno de Yucatán no se han pronunciado por el conflicto.
Juan Cristóbal Orozco, presunto representante del Gobierno Federal, estuvo en los primeros días del conflicto, pero no logró ningún acuerdo con los campesinos, guías de turistas, comerciantes y artesanos.
El cansancio, por permanecer parados con pancartas bajo el rayo del sol y las bajas temperaturas de la madrugada, mantiene en vilo a los campesinos que hacen guardia en las carreteras de Xcalacoop y Pisté, las vías principales para llegar a Chichén Itzá, que guarda en su corazón el Castillo de Kukulcán, una de las nuevas maravillas del mundo moderno.
ARQUEÓLOGO SEÑALADO
Por su parte, Marco Antonio Santos Ramírez, a quien culpan de colapsar la economía de campesinos, guías de turistas, vendedores y artesanos de Pisté, Xcalacoop, San Felipe y otras comunidades mayas aledañas a la zona arqueológica de Chichén Itzá, dijo a EFE que él está listo para acabar con el conflicto.
“Como representante del INAH, propongo seguir con las mesas de diálogo para resolver nuestras diferencias, ese sería el primer paso”, añadió el funcionario que llegó hace casi nueve años al sitio “para poner orden”.
Al salir al paso para aclarar la situación, admitió que el bloqueo que impide el paso de turistas al sitio maya, Patrimonio de la Humanidad desde 1988, “enrarece el trabajo que hemos venido haciendo en los últimos años en la región”.
“Todo se debe al interés de grupos que nos quieren ‘agarrar’ de bandera política para beneficiarse de la comunidad, pero aún así podemos entablar el diálogo, escucharlos”, dijo el especialista del INAH en Mérida.
Además, negó que sea un destructor de la cultura maya y sus prácticas milenarias, como la siembra de milpas. “Como antropólogo me dedicó a difundir la cultura de México”, dijo.
Lamentó que el Gobierno de Yucatán, que encabeza Mauricio Vila, hasta ahora no haya hecho algo por Pisté o Tinum. “Nos sentimos solos”.
“¿Cómo es posible que no se libere una carretera federal?”, cuestionó.
Santos Ramírez cuenta con el apoyo del director del Centro INAH Yucatán, José Arturo Chab Cárdenas, “pero no se trata de que me destituya, sino del puesto que exige que se aplique la normatividad para la protección de los vestigios arqueológicos”.
Precisó que anualmente Chichén Itzá deja una riqueza considerable para el Gobierno del Estado, “pero ante este conflicto, nadie levanta la mano, siento que estamos a la deriva, pero firmes, convencidos que como INAH que estamos haciendo lo correcto”.