Miami, 4 ene (EFE).- El príncipe Alberto II y la princesa Charlene de Mónaco visitaron las instalaciones del nuevo Centro Acuático de Fort Lauderdale, en Florida, que se abrirá este año al público y cuenta con una de las “torres de salto más altas del mundo y piscinas de competición” de última generación, informó este miércoles el ayuntamiento de la ciudad.
“La renovación del complejo acuático sitúa a Fort Lauderdale como un destino principal para la natación y el buceo competitivos a nivel mundial”, dijo Dean Trantalis, alcalde de Fort Lauderdale, situada a unos 80 kilómetros al norte de Miami, quien mostró su satisfacción por la posibilidad de hermanar la pequeña ciudad-estado de Mónaco con la urbe de la que es regidor.
La pareja real recibió, de manos de Trantalis, las llaves de la ciudad y expresó su deseo de que “estos lazos continúen incluso más allá de la celebración de hoy aquí”.
“Tenemos planes maravillosos de tal vez tener uno de nuestros principales eventos tanto en Mónaco como aquí en Fort Lauderdale, el Salón Náutico y el Salón de Yates de Mónaco, para colaborar de una manera mucho más fructífera”, dijo Alberto II durante el evento que celebra la finalización del multimillonario proyecto deportivo y de ocio.
Los planes para esta visita privada de Alberto II comenzaron con el reciente viaje de Trantalis y una comisión a Mónaco, donde se reunió con autoridades del país europeo para exponer el proyecto del Centro Acuático, el Salón Náutico Internacional de Fort Lauderdale y otras prioridades e inversiones importantes.
Durante la visita al Aquatic Center del pasado 29 de diciembre, la pareja real “se deleitó con diversos eventos deportivos como saltos desde la plataforma de clavados, una estructura de 27 metros de altura y otras competiciones de natación amistosas “compuestas por atletas olímpicos, paralímpicos y estudiantes”.
Se da la coincidencia de que la princesa consorte de Mónaco fue nadadora y miembro del equipo de relevos 4×100 estilos de Sudáfrica en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000.
En 2012, creó la Fundación Princesa Charlene de Mónaco, que incluye, entre sus misiones, “salvar la vida de los niños enseñándoles a nadar y educándolos sobre la seguridad en el agua”.