Nueva York, 21 dic (EFE).- La ciudad de Nueva York pierde al año 100 millones de dólares en multas y peajes de carretera impagados, según revela hoy el New York Times, que dedica un artículo a las diferentes tretas que utilizan aquellos que se niegan a abonar los peajes en los túneles y puentes de entrada en la ciudad, y particularmente en Manhattan.
La práctica se considera muy extendida: aunque no se han hecho públicas estadísticas detalladas, solo el mes de septiembre pasado la policía se incautó de 17 vehículos que acumulaban multas o peajes impagados por valor de 530.000 dólares.
El pago de peajes en Estados Unidos puede hacerse inscribiéndose en un sistema que provee al conductor con un dispositivo electrónico que es leído en cada peaje, pero aquellos que no deseen entrar en el sistema proporcionan sencillamente un correo electrónico y las cámaras instaladas en cada peaje retratan cada matrícula y envían luego la factura por correo al propietario del vehículo.
Es entre estos últimos donde se sitúa el problema, pues son muchos los conductores que hacen lo posible por dificultar la lectura de su matrícula: unos la doblan en un extremo para tapar la última cifra, otros aplican un espray que la hace borrosa, los hay que cambian los números con un rotulador o quienes la cubren con un simple esparadrapo.
Algunos tienen incluso una pantallita retráctil que se activa desde el interior del vehículo cuando el conductor se aproxima al peaje, y luego la hace desaparecer.
Ante la magnitud del fenónemo, han surgido algunos “ciudadanos ejemplares” que hacen rondas por sus barrios para desenmascarar a los tramposos, dedicándose en horas nocturnas a retirar esparadrapos, borrar marcas de rotulador o deshacer abolladuras en las matrículas.
La cuestión no es únicamente financiera: en marzo pasado, un ciclista que tuvo un altercado con un coche mal estacionado fue seguido luego por el conductor hasta que alcanzó al ciclista, se puso a golpearlo y le rompió una pierna. Una cámara estaba grabando todo pero no pudo identificar al agresor por llevar una matrícula trucada.