Ciudad de México, 16 dic (EFE).- Las posadas navideñas mexicanas arrancan este viernes sin limitaciones tras dos años marcados por las restricciones sanitarias por el coronavirus, y se debaten entre la ilusión por retomar la tradición y las complicaciones impuestas por la inflación a la hora de las compras.
El icónico Mercado de Jamaica, situado en la alcaldía Venustiano Carranza de la capital mexicana, está especializado en flores y plantas, pero cuando se acerca la época de posadas, nueve días antes de Navidad, piñatas de diversos colores, tamaños y formas abarrotan los pasillos.
Ahí, compradores y vendedores consultados por EFE expusieron que pese a que existen ganas de retomar las posadas y sus tradiciones, el alza de los precios reduce las compras navideñas.
Maricela Rivera, clienta del mercado, aseguró que piensa seguir celebrando la tradición con normalidad, pero con un grupo más reducido de allegados.
“No como antes, que tratabas de invitar a más gente. Ya no puedes asumir tantos gastos aunque quieras”, incidió.
Su acompañante, Gael Rivera, añadió que pese a los altos precios, la gente “ansía volver a la normalidad” tras la pandemia y reunirse “con la familia y todas las tradiciones”.
Mientras que Claudia Medina, quien compró una piñata y un pino navideño, dijo estar alegre ante la expectativa de volver a celebrar las posadas “con ponche y buena música”.
“Estamos desatados, queremos festejar de todas las maneras a las que estábamos acostumbrados. La inflación ahorita se nos está olvidando, queremos disfrutar estas fechas y compartir con nuestras familias, porque en una de estas nos vuelven a encerrar”, subrayó.
CAMBIOS EN LA TRADICIÓN
Las posadas tradicionales, que llegaron tras la conquista española, se representan por dos grupos de personas que se cantan villancicos entre sí: unos que se colocan fuera de la casa para representar a la Virgen María y a José pidiendo hospedaje, y otros dentro.
Tras esta escenificación, rompen la piñata, que está hecha con ollas de barro rellenas con fruta o dulces y forradas con papeles de colores, y con forma de estrella con 7 picos, que representan los pecados capitales.
La posada concluye con una fiesta en la que los anfitriones ofrecen a sus invitados diferentes platillos y ponche, una bebida caliente hecha con fruta de la temporada como caña de azúcar, manzana, ciruelas pasas o guayabas.
Sin embargo, muchas posadas han pasado de tener un significado religioso a ser una excusa más para reunirse y festejar con los seres queridos.
“Todo se ha convertido en reuniones y tomar (alcohol). Sería muy padre (bueno) regresar a lo tradicional”, lamentó Maricela Rivera.
En la misma línea, Claudia Medina pidió mantener unas tradiciones que son “bonitas e importantes para el país”.
Hasta las piñatas han cambiado: en el Mercado de Jamaica, los tradicionales siete picos de colores comparten espacios con otras con formas de personajes de dibujos animados y superhéroes.
PRECIOS DESBOCADOS
Las restricciones sanitarias de otros años ya no existen, pero fueron sustituidas por las limitaciones económicas provocadas por la inflación, que en noviembre alcanzó una tasa general anual de 7,8 %.
Esto ha provocado, explicaron vendedores con su puesto en el Mercado de Jamaica, que aunque haya muchos clientes, tengan menor poder adquisitivo.
“Hay más gente, pero ahorita la inflación ha subido demasiado los precios. Viene mucha gente, pero con más restricciones en la economía”, admitió Martín Pérez, dueño de un puesto de venta de pinos de Navidad que ha visto sus ventas reducidas a la mitad.
Para ejemplificarlo, enunció casos en los que familias vecinas, al no poder comprar un árbol para cada casa, adquirieron uno para compartirlo entre todo un edificio o una cuadra.
“Toda la gente quiere tener un pino en casa, aunque sea económico y chiquito. La pandemia generó otra visión para que la gente celebrara más estas fechas. Pero lo que no hay es dinero”, manifestó Pérez.
Norma Lara Moreno, quien regenta uno de los puestos del interior del mercado, indicó que elevó cerca de un 30 % el precio de sus piñatas, que ahora cuestan hasta 600 pesos (30 dólares).
A un par de locales de distancia, Luis Gerardo Aquín dijo haber notado un descenso en las compras de sus clientes, por lo que deseó que este viernes las ventas alcancen su apogeo.