Washington, 18 nov (EFE).- Estados Unidos condenó este viernes el último lanzamiento de un misil balístico por parte de Corea del Norte y pidió al país asiático que se abstenga de “más provocaciones”.
“Hacemos un llamamiento para que se abstengan de más provocaciones y participen en un diálogo sostenido y sustantivo”, apuntó el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, en un comunicado.
Pionyang lanzó este viernes un misil balístico intercontinental que recorrió unos 1.000 kilómetros en unos 69 minutos, alcanzando un apogeo de unos 6.000, antes de caer en aguas a unos 200 kilómetros al oeste de las costas septentrionales japonesas.
“Este lanzamiento es una clara violación de múltiples resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y demuestra la amenaza que representan los programas ilegales de armas de destrucción masiva y misiles balísticos” de Corea del Norte para sus vecinos y la región, apuntó Price.
La acción, añadió, demuestra la necesidad de que todos los países implementen las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU relacionadas con Pionyang “que tienen como objetivo prohibir que adquiera las tecnologías y los materiales necesarios para llevar a cabo estas pruebas desestabilizadoras”.
Como respuesta al lanzamiento, los ejércitos surcoreano y estadounidense respondieron disparando este viernes bombas guiadas a modo de prueba desde cazas F-35, además de realizar otras maniobras aéreas combinadas sobre el mar del Este.
Se trata de dos operaciones que simulan ataques preventivos e incluso operaciones de castigo contra intereses norcoreanos, en lo que supone un duro mensaje para Pionyang.
El lanzamiento norcoreano de hoy se realizó desde el área de Sunan, donde se encuentra el aeropuerto internacional de Pionyang, lugar elegido por el régimen para lanzar también otros misiles balísticos intercontinentales en febrero, marzo y el pasado 3 de noviembre, aunque dos de estos lanzamientos resultaron fallidos.
El lanzamiento de hoy se suma a la treintena de proyectiles, una cifra récord, que disparó a principio de noviembre Pionyang en respuesta a unas grandes maniobras aéreas de Seúl y Washington, incluyendo otro misil de ese tipo -el del día 3- que aparentemente falló y se estrelló prematuramente en aguas del mar de Japón.
La tensión en la península está alcanzando cotas inéditas ante las repetidas pruebas de armas norcoreanas, las maniobras de los aliados y la posibilidad de que, tal y como indican los satélites, el régimen de Kim Jong-un ya esté listo para realizar su primera prueba nuclear desde 2017.