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Washingon, 12 sep (EFE).- El apoyo familiar y su propia resiliencia ayudan a que las latinas sobrevivientes de cáncer de mama lidien con la hinchazón que pueda resultar de la cirugía y la quimoterapia, según un estudio publicado hoy.
El estudio lo encabezó Elizaberth Anderson, quien tras más de 29 años como enfermera de cáncer en el Ejército de Estados Unidos es ahora una terapeuta de linfedema en San Antonio, Texas.
El linfedema es una inflamación de los tejidos causada por la acumulación de líquido rico en proteínas y que, en condiciones normales, se drena por el sistema linfático del cuerpo.
El cáncer que bloquea los vasos linfáticos y el daño al sistema también puede resultar de la cirugía para la extirpación de los ganglios linfáticos o de la radiación o quimioterapia después de la cirugía.
Según los Institutos Nacionales de Salud (NIH) las mujeres latinas en Estados Unidos tienen una incidencia 20 % menor de cáncer que la población en general, y esa incidencia varía de 71,9 por cada 100.000 mujeres mexicanas a 108 por cada 100.000 cubanas y 116,9 por cada 100.000 puertorriqueñas.
Anderson enfocó su estudio para entender cómo las latinas retornan al trabajo o hacen ajustes en su vida diaria para lidiar con el linfedema después del tratamiento para el cáncer.
En sus entrevistas con sobrevivientes de cáncer la investigadora encontró que la resiliencia de estas mujeres era un factor común entre las participantes.
“Un ejemplo fue una mesera que, debido a la hinchazón en uno de sus brazos, no podía seguir levantando las bandejas pesadas con comida con ese brazo, así que empezó a levantar las bandejas con su otro brazo, y su supervisora le dio un pequeño carrito con ruedas para que llevara las bandejas a los clientes, de forma que pudo manejar la situación y hacer lo que quiere en su vida”, señaló Anderson.
Otro factor relevante resultó ser el apoyo que los miembros de la familia dan a las sobrevivientes de cáncer de mama, ayudándolas a hacer ajustes a la vida en el hogar y el trabajo.
Como ejemplo de esto, Anderson mencionó el caso de una sobreviviente de cáncer que trabajaba haciendo limpieza en hogares y empezó a llevar a su sobrina al trabajo, “de manera que si había ciertas tareas que ella no podía hacer por la hinchazón y el dolor, podía delegarlas a su sobrina”.
Anderson dijo que esta investigación era muy personal para ella, ya que ha tenido a varias integrantes de su familia, incluida su madre, que recibieron tratamiento por cáncer de mama, y el linfedema es una condición crónica para la cual no hay cura y que puede ocurrir años, y aun décadas, después el cáncer.
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