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Naciones Unidas, 8 sep (EFE).- La ONU abrió este jueves el Congreso global de víctimas del terrorismo con la asistencia de 600 personas entre víctimas, políticos y académicos, lo que supone la primera ocasión en que el organismo multilateral enfoca el terrorismo centrándose en sus víctimas antes que en sus victimarios.
¿Por qué ha tardado tanto la ONU en dar este paso? Para Raffi Gregorian, adjunto al director de la Oficina de Contraterrorismo de la ONU, ha sido la sucesión de matanzas indiscriminadas de los últimos años, con cifras muy altas de víctimas, lo que llevó a la organización a dar este paso para poner en común ideas sobre la memoria y la reparación.
Y es que, como recordó el presidente de la Asamblea General, Abdullah Shahid, “la mayor parte de las víctimas del terrorismo son seres inocentes que sencillamente se encontraban en el lugar equivocado en un momento inoportuno”, y luego tras sufrir un atentado “tardan años en recuperarse, y algunos no logran jamás justicia”.
Los pasillos de la ONU en su sede central de Nueva York estuvieron decorados para la ocasión con enormes retratos de víctimas concretas con nombres y apellidos de atentados perpetrados en España, Indonesia, Nigeria, Noruega y una decena más de países de todas las latitudes.
El director de ceremonias de este primer congreso, jefe de la Oficina de Contraterrorismo, el ruso Vladimir Voronkov, recordó que un 97 % de muertos en ataques terroristas se encuentran en países azotados por conflictos armados y murieron en atentados masivos perpetrados en plazas, autobuses o lugares de ocio.
Dijo que internet y las redes sociales se han convertido en un poderoso vehículo del discurso de odio y la xenofobia, tantas veces asociados al terrorismo, y este hecho ha pasado demasiado tiempo desapercibido por los poderes públicos.
Una de las razones de convocar un congreso como el de este jueves -dijo el diplomático- es ayudar a los países a dotarse de marcos legales nacionales específicos para proteger a las víctimas, y ello no debe quedar solo en manos de los políticos y los juristas, sino que hay que implicar a la sociedad civil en su conjunto.
El apoyo a las víctimas debe ser “integral” -recalcó-: apoyo económico, psicológico, médico y educativo, para lo que hará falta levantar fondos.
PAPEL PROTAGONISTA DE ESPAÑA
España ha buscado en este congreso un papel protagonista, poniendo por delante su larga experiencia en la atención a las víctimas del terrorismo, ejemplificado en una ley que presentó como “pionera en el mundo”, aprobada en 2011 y llamada precisamente “ley de protección integral” de las víctimas.
Para presentar el papel de España viajó a Nueva York el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que intervino en la sesión inaugural del congreso y subrayó que su país es la prueba de que “la democracia y el Estado de derecho pueden vencer al terrorismo”.
Marlaska viajó acompañado por prominentes víctimas, como la vasca Maixabel Lasa -viuda del gobernador civil de Guipúzcoa, Juan María Jáuregui- o el navarro Tomás Caballero, hijo del concejal del PP de Pamplona del mismo nombre, ambos asesinados por ETA.
Y junto a ellos también viajó Florencio Domínguez, periodista vitoriano que presentará en la tarde del jueves a los congresistas su Centro Memorial de víctimas del terrorismo de Vitoria, que en un solo año de vida ya ha tenido 30.000 visitantes.
Domínguez explicó a Efe que el “objeto” más emotivo del centro es una reproducción a escala del zulo (escondrijo) de 6 metros cuadrados donde estuvo secuestrado 532 días el funcionario José Antonio Ortega Lara hasta ser liberado en una operación policial.
Una de las facetas que los invitados españoles quieren poner de relieve en el congreso es el papel que puede jugar la educación en el reconocimiento de las víctimas. Al respecto, Maixabel Lasa dijo a Efe que le sorprendía el desconocimiento que las generaciones jóvenes españolas tienen del terrorismo sufrido en su propio país, como ella misma ha constatado en sus numerosas charlas en institutos.
Maixabel Lasa es una firme creyente en la reconciliación y en los llamados “encuentros restaurativos” entre víctimas y verdugos arrepentidos, pero otras víctimas no han conseguido todavía perdonar y acuden al congreso con el fin de encontrarse con otras víctimas y ayudarse entre ellas “para salir de la espiral de silencio e impotencia”, como dijo la estadounidense Amy O´Neill, superviviente del atentado en la Maratón de Boston (2013).
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