Chicago, 22 ago (EFE).- Cientos de asistentes a la Convención Nacional Demócrata en Chicago vistieron este jueves de blanco, el color que unía al movimiento sufragista de principios del siglo XX, con el objetivo de coronar a la vicepresidenta Kamala Harris como candidata del partido a la Casa Blanca.
Las participantes formaron una marea blanca en el estadio United Center, donde esta noche Harris hará historia al convertirse en la primera mujer afroamericana y persona de origen sudasiático en recibir la nominación presidencial de uno de los grandes partidos estadounidenses.
En los pasillos del recinto, desfilaban orgullosas completamente de blanco dos mujeres de Michigan: Felicita Weissiman, afroamericana, y su vecina blanca Jeannette Bradshaw, ambas miembros de un sindicato de electricistas.
“Es crucial que las mujeres exhiban este poder. No hace mucho que no podíamos votar en este país, es importante mostrar unidad”, afirmó Bradshaw.
Weissiman coincidió con su amiga y resaltó la energía que ha desatado la candidatura de Harris, quien ha tenido que montar su campaña en apenas un mes después que el presidente estadounidense, Joe Biden, anunciara que ponía fin a su candidatura.
“Estoy muy emocionada, hay una energía increíble aquí”, expresó Weissiman, de 62 años, quien asegura que no descansará hasta que Harris sea elegida presidenta el 5 de noviembre y derrote al expresidente y candidato republicano Donald Trump.
La práctica de llevar blanco se remonta al movimiento sufragista de principios del siglo XX, en defensa del derecho de las mujeres a votar y participar en la política.
Las primeras promotoras del sufragio femenino lo usaban como símbolo de pureza, a menudo junto con el morado por la dignidad y el verde por la esperanza. También lo empleaban para mostrar que sus protestas no eran agresivas.
Solo una mujer antes de Harris ha recibido la nominación presidencial demócrata: Hillary Clinton, quien en 2016 lució un traje blanco al aceptar la candidatura en la convención del partido celebrada en Filadelfia.
A lo largo de la historia, muchas mujeres que han alcanzado altos cargos políticos han vestido de blanco en honor a la lucha que lo hizo posible.
Geraldine Ferraro lo hizo en 1984 al ser la primera en aceptar la nominación vicepresidencial de un partido importante.
Shirley Chisholm siguió esta tradición en 1969 al convertirse en la primera congresista afroamericana y, de nuevo, tres años después al ser la primera mujer afroamericana en buscar la nominación presidencial de uno de los grandes partidos.