Miami (EE.UU.), 13 mar (EFE).- El imponente Starship de SpaceX, la nave espacial más grande y poderosa fabricada hasta la fecha, ya se halla erguida en una plataforma de lanzamiento en Texas (EE.UU.), preparada para efectuar una tercera prueba de vuelo programada para la mañana de este jueves.
Como se esperaba, la gubernamental Administración Federal de Aviación (FAA, en inglés) emitió la tarde de hoy la autorización correspondiente, tras lo cual SpaceX confirmó que la ventana de lanzamiento se abrirá a partir de las 7 de la mañana, hora local (12.00 GMT), del jueves.
De acuerdo a la firma, Starship será un sistema de transporte reutilizable diseñado para transportar tripulación y carga a la órbita de la Tierra, la Luna, Marte y más allá.
SpaceX había publicado el martes en su cuenta oficial en X un par de fotos en las que se ve al cohete de 122 metros de altura colocado en posición vertical en una plataforma de Starbase, la base que la compañía de Elon Musk tiene en la tejana Boca Chica.
La compañía espacial había dado a conocer con anterioridad su intención de realizar esta tercera prueba como pronto el 14 de marzo, si bien también maneja fechas de respaldo para el viernes, sábado y lunes próximos.
Pero antes, la gubernamental Administración Federal de Aviación (FAA, en inglés) tenía que dar luz verde a este vuelo con la emisión de una licencia de vuelo, lo que ha ocurrido hoy.
El propio Elon Musk, sin embargo, dijo en la red social X que aunque la FAA despeje el camino para un lanzamiento el jueves, la climatología podía aplazar el despegue hacia fines de esta semana, un supuesto que no parece haber prosperado.
SpaceX acometerá este vuelo de prueba tras dos intentos realizados en abril y noviembre del año pasado que no lograron culminar el previsto trayecto de casi una órbita alrededor del planeta, con amerizajes en el Océano Pacífico unos 90 minutos después del lanzamiento.
En el primer caso, las dos etapas del Starship no lograron separarse y los controladores de la misión activaron un sistema de emergencia que hizo explotar el cohete de manera intencional unos cuatro minutos después del lanzamiento.
La segunda prueba, que también acabó con una explosión, no obstante fue más exitosa, ya que ambas etapas se separaron y SpaceX “logró una serie de hitos importantes y proporcionó datos invaluables para continuar desarrollando rápidamente Starship”, como dijo la firma recientemente.
El próximo test se da después de que la FAA cerrara la investigación sobre la segunda prueba, la cual concluyó con la necesidad de que la compañía efectúe siete acciones correctivas en el propulsor Super Heavy, la primera etapa del cohete, que contiene 33 motores Raptor, y otras 10 en la segunda etapa, el Starship.
SpaceX ha explicado que va a intentar en la tercera tentativa una nueva trayectoria, que en esta ocasión culminará en el Océano Indico tras poco más de una hora de vuelo, y le permitirá probar nuevas técnicas como la quema de motores en el espacio mientras maximizan la seguridad pública.
Los controladores de la misión tienen fijados “objetivos ambiciosos”, como son el ascenso de ambas etapas, la apertura y cierre de la puerta de carga útil de Starship, así como “el primer reencendido de un motor Raptor mientras está en el espacio”.
La firma probará también durante el vuelo una transferencia de combustible de un tanque a otro dentro de Starhisp, con miras a futuras transferencias de metano y oxígeno líquido de un cohete Starship a otro mientras están en órbita.
Lo anterior es clave para el programa Artemis con el que la NASA planea volver a enviar misiones tripuladas a la Luna y en el que un cohete Starship ejercerá de módulo lunar, tras la suscripción de un contrato bajo la iniciativa de Servicios de Aterrizaje Humano (HLS) de la agencia espacial estadounidense.
De esta manera, antes de dirigirse a la superficie del satélite natural, Starship necesitará cargar combustible en la órbita terrestre baja gracias a otro cohete de esta gama que servirá como “depósito de combustible” en el espacio.
La NASA planea para septiembre de 2026 el despegue de Artemis III, la primera misión tripulada estadounidense que descenderá en suelo lunar en más de medio siglo.