Miami, 15 feb (EFE).- Los excesos, las trifulcas en las calles, tiroteos nocturnos y muertos, con millares de jóvenes llegados de todo EE.UU. a Miami Beach por la temporada del 'Spring Break', en marzo, ha llevado a las autoridades de la ciudad a tomar fuertes medidas para acabar con los desmanes en las famosas vacaciones universitarias.
Las fuerzas del orden y los funcionarios de Miami Beach, destino turístico por excelencia por su bulliciosa vida nocturna y playas, dijeron este jueves que quieren poner fin al 'Spring Break'.
Hartos de las “multitudes incontrolables, el comportamiento desenfrenado y los actos de violencia de los últimos años”, dice el ayuntamiento de la ciudad, la única solución posible es impedir la avalancha humana que cae sobre la ciudad en esas fechas.
Solo en el 'Spring Break' de 2023 se registraron en Miami Beach dos muertos por disparos, cientos de arrestos y el decomiso de más de un centenar de armas por parte de la Policía.
Una caótica y violenta sucesión de altercados forzó a las autoridades a decretar el estado de emergencia y un toque de queda, tras el tiroteo con muertos ocurrido en la icónica calle de Ocean Drive, en primera línea de playa.
Miami Beach quiere “romper” con el 'Spring Break'
“Ven aquí (Miami Beach) y disfruta, pero no vengas a buscar problemas”, advirtió este jueves en una rueda de prensa el alcalde, Steven Meiner, quien detalló algunas de las duras “medidas proactivas” que se impondrán para mantener seguras las calles de la ciudad.
Las palabras del regidor de Miami se suman al aviso lanzado también en la rueda de prensa de hoy por el jefe de la Policía de Miami Beach, Wayne Jones: “En años recientes hubo 600 arrestos y gente muerta por balas en 'Spring Break' en nuestra ciudad. Queremos cambiar el relato de vidas de jóvenes destruidas para siempre”.
Así, los millares de estudiantes universitarios estadounidenses en busca de sol y diversión en el receso del 'Spring Break' se van a topar este año en Miami Beach con una serie de nuevas y rigurosas regulaciones destinadas a garantizar la seguridad y el orden público.
Bajo el lema 'Miami Beach is Breaking Up With Spring Break', un juego de palabras para decir que 'Miami Beach rompe con las vacaciones de primavera', el ayuntamiento avisa de la implementación de muy severas medidas, tales como “toques de queda, registros de seguridad, control de bolsas para el acceso a la playa, puntos de control de alcoholemia y cierres anticipados de entradas a las playas”.
'Hey, Spring Break, we're over' ('Oye, receso de primavera, se acabó'), apuntan los comisionados (concejales) en una página web de la ciudad en la que advierten que endurecerán los arrestos por violencia y posesión de drogas.
La tarifa de estacionamiento alcanzará los 100 dólares
Otra medida que busca desalentar la llegada de turistas es la aplicación de una nueva tarifa plena de estacionamiento (no aplicable a los residentes) de 30 dólares (unos 27 euros), que alcanzará los 100 en los dos fines de semana de mayor impacto en marzo.
Y la tarifa de uso de grúa para remolcar vehículos mal aparcados de no residentes en South Beach será de 516 dólares.
Los dos fines de semana de más “alto impacto” se registran a mediados de marzo (del 8 al 10 de marzo y del viernes 15 al domingo 17 de marzo), que son los fines de semana con más jaleo en esta temporada de vacaciones de primavera.
Y los populares cafés al aire libre situados en Ocean Drive, la calle más famosa de Miami Beach, tendrán que cerrar en las fechas de marzo citadas, una rigurosa ordenanza encaminada a evitar potenciales disturbios que puede que no caiga muy bien en los propietarios de muchos de los negocios.
Asimismo, el Departamento de Policía de Miami Beach (MBPD) aumentará la presencia de agentes en los días de mayor movimiento y se asegurará, por medio de los puntos de control de acceso a la playa, de prohibir la entrada de objetos como mesas, neveras grandes, carpas o alcohol.
Toda esta oleada de regulaciones apunta a la voluntad de las autoridades de acabar de una vez con el 'Spring Break', una tradición profundamente arraigada en la cultura estudiantil estadounidense, sinónimo de fiestas y diversión, pero que en los últimos años se ha convertido en una pesadilla para las autoridades y muchos residentes de Miami Beach.