Chiapa de Corzo (México), 18 ene (EFE).- Miles de indígenas chiapa y zoques salieron este jueves a las calles de la ciudad de Chiapa de Corzo, estado de Chiapas, sureste de México, para danzar en una celebración religiosa en honor a San Sebastián y en memoria de quienes dedicaron su vida a esta tradición.
“Vamos ir hasta el panteón a visitar a nuestros patrones difuntos y de paso a sus familiares, quienes se nos adelantaron lo que nos hizo reflexionar sobre la vida, por ello les pido que bailen como si fuera la ultima vez”, dijo a los danzantes Guadalupe Rubicel Gómez Nigenda, patrón de los parachicos, al iniciar la marcha.
La danza de los parachicos, como se les llama a los bailarines y al baile que ejecutan, forma parte de la tradicional Fiesta Grande de Chiapa de Corzo que se celebra del 4 al 23 de enero de cada año en esta localidad de Chiapas.
Según la tradición, los bailarines recorren toda la ciudad danzando y visitando sus lugares de culto, y sus bailes comienzan por la mañana y terminan por la noche.
A estos danzantes o bailarines se les ve por las calles de Chiapas de Corzo ataviados con sus coloridos trajes, integrados por una máscara de madera esculpida, con un tocado de montera y lucen sarapes multicolores, chales bordados y coloridas cintas.
Este jueves, desde muy temprano los danzantes se dieron cita en la casa del patrón de parachicos, listos con sus trajes coloridos y portando la imagen de San Sebastián mártir, visitaron diferentes ermitas donde danzaron con frenesí y mucha energía.
Además de su atuendo, los bailarines hacen sonar sonajas de hojalata llamadas ´chinchines´, un sonido peculiar que llama la atención de locales y visitantes.
Durante la danza milenaria, el patrón entona loas a las que los parachicos responden con aclamaciones. “¡Que viva San Sebastián mártir, muchachos!”, “¡Que viva!”, responden los bailarines. “¡Que vivan los parachicos muchachos¡”, y contestan nuevamente: “¡Que viva!”.
El masivo grupo de danzantes lo encabezó el patrón de los parachicos Guadalupe Rubisel Gómez Nigenda, quien portó la máscara de madera que perteneció a su abuelo Atilano Nigenda Mendoza, danzante en la década de los cuarenta y quien contó que cada 18 de enero visitan el panteón para honrar a los patrones ya fallecidos.
Cada familia, acompañada de los danzantes, acude al camposanto y ejecuta un ritual en honor a cada uno de ellos, la actividad que se instauró a raíz de la muerte de Atilano Nigenda el 17 de enero de 1945 en plena fiesta de enero de Chiapa de Corzo.
A la celebración, las mujeres asisten vestidas con sus trajes de gala y los parachicos se unen al festejo, contó a EFE Nadia Tipacamu, danzante chiapaneca.
“Este es un día especial, nosotros llegamos a bailarles a ellos en su tumba y acordarnos de ellos, esta es una bonita tradición de Chiapa de Corzo”, expuso.
Así también, Carlos Coutiño, con 50 años como danzante, dijo sentirse orgulloso de su tradición y cultura.
“Nuestra intención es honrarlos y reconocer la grandeza de cada uno de ellos”, expresó.
La tradicional fiesta de los Parachicos de Chiapa de Corzo es una de las celebraciones más importantes del país durante el inicio de año, llevándose a cabo del 8 al 23 de enero y catalogada como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad (Unesco, 2009).