Acapulco (México), 21 dic (EFE).- La tristeza por la escasez de turismo se apodera de los habitantes de las playas mexicanas de Acapulco, donde negocios se mantienen cerrados tras casi dos meses del huracán Otis pese al anuncio del presidente Andrés Manuel López Obrador de la apertura de casi 130 hoteles.
La desolación la ilustra la playa de Pie de la Cuesta, en la zona poniente de Acapulco, uno de los destinos turísticos más importantes del sureste de México, donde la falta de visitantes amarga las vacaciones decembrinas, que suelen ser una de las épocas más importantes del año.
López Obrador prometió “poner de pie” a Acapulco para Navidad, pero el restaurantero Juan Manuel Vilchis, uno de los afectados en la franja de arena, aseguró a EFE que no podrá “levantar” su negocio porque los daños son graves y latentes, por lo que esperará hasta enero para comenzar con la remodelación.
“Yo en lo particular no voy a levantarla porque no tengo lo suficiente para hacerlo, lo perdí todo, ya vieron mis columnas, esas no aguantarán, puse esta lona provisional”, expuso.
El alquiler de dos habitaciones a dos amigos canadienses es lo que sostiene ahora su negocio, 800 dólares al mes que se convierten en su único ingreso, mientras que a partir del 26 de diciembre alquilará el mobiliario que le queda.
“Rentaré sillas y mesas, venta de bebidas. Coco ni tenemos, (solo) cerveza, refresco. No habrá servicio de cocina para ofrecer los platillos, pero nuestros ingresos serán mínimos”, comentó.
Un desastre que no termina
El desastre continúa tras casi dos meses del impacto del huracán Otis, que tocó tierra el 25 de octubre como categoría 5 en el sureño estado Guerrero, donde dejó 52 muertos y rompió el récord de intensificación de un ciclón en el país.
En una visita a Acapulco, la ciudad más dañada, López Obrador informó el miércoles de la disponibilidad de 4.534 habitaciones en 127 hoteles.
Pero en Pie de la Cuesta hay 16 hoteles y más de 50 restaurantes donde los daños fueron graves y no todos volverán abrir, pues las autoridades indicaron que siete negocios están listos para recibir turismo, aunque será al 50 % de su capacidad habitual.
Fabiola Hernández Cedeño, una camarista de un hotel en la entrada del poblado, aseveró que “hay mucho trabajo” en los negocios por las labores de reconstrucción, pero la visita de turistas y la afluencia de visitantes es mínima.
“Hay mucho trabajo por todas las reparaciones más que nada, hay mucho polvo, mucho escombro todavía en los alrededores, hay que darle mantenimiento a los cuartos. Me da tristeza porque sí es difícil porque uno de ahí se mantiene, de ahí sobrevive”, detalló.
El turismo urge en Acapulco
La presidenta de la Unión de Propietarios de Negocios de la Zona Turística de Pie de la Cuesta, María Nelly Mejía, narró el pasado fin de semana todas las reservaciones que tenían se cancelaron porque los turistas creen que en Acapulco continúan con “muchos problemas”.
“Nosotros no hemos parado después del huracán, aquí somos un negocio familiar, todos estamos metiéndole (esforzándose) y echándole todos los kilos para sacar avante esto y la temporada, pero lo malo es que el turismo no llega”, indicó.
Por ello, considera necesaria una campaña para atraer a los visitantes.
“Aunque ya empiezan nuevamente las reservaciones para lo que es después del 25 y 26 de diciembre, tenemos un 40 % apartado, eso nos motiva más a seguirle echándole ganas para terminar y esto quede al 100 % listo”, agregó.
En la entrada a los negocios los empleados realizan trabajos de limpieza, reparaciones en paredes, instalan aires acondicionados, pintan, construyen cabañas, techos o en las habitaciones.
“Para que el turista se sienta con ganas de venir, igual algunos compañeros están preparando cenas para Navidad, la fiesta de fin de año y ojalá con el anuncio de la pirotecnia se vengan hacia Pie de la Cuesta y así podamos ofertar y salir adelante de esta temporada”, expresó Mejía.
Para los prestadores de servicios turísticos, otra esperanza para los últimos días de 2023 es la celebración de diferentes eventos sociales, las bodas, quince años y bautizos, porque ellos dicen que están listos para las fiestas tras superar la tragedia.