Naciones Unidas, 30 ago (EFE).- El secretario general de la ONU, António Guterres, condenó este miércoles el golpe militar en Gabón pero avisó también de que el proceso electoral celebrado el 26 de agosto, denunciado por la oposición por posible fraude electoral, fue irregular.
“El secretario general sigue de cerca la situación en Gabón. Observa con preocupación el anuncio de los resultados electorales en medio de los informes sobre infracciones serias de las libertades fundamentales”, dijo durante su rueda de prensa diaria el portavoz de Guterres, Stéphane Dujarric.
Aun así, el secretario general condenó “el intento de golpe en curso como medio para resolver la crisis postelectoral”.
Los golpistas anunciaron este miércoles la disolución de todas las instituciones de Gabón minutos después de que la comisión electoral del país informase de la victoria de Ali Bongo, en el poder desde la muerte de su padre en 2009.
El autodenominado Comité para la Transición y la Restauración de las Instituciones (CTRI, que orquestó el golpe) aseguró que esas votaciones no fueron transparentes, creíbles ni inclusivas, y acusaron al Gobierno del país de gobernar “irresponsable e impredeciblemente”.
Según los resultados oficiales, Bongo, de 64 años, fue reelegido el pasado 26 de agosto con el 64,27 % de los votos. Ahora está retenido junto a su familia en su residencia.
Gabón es actualmente miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, y se abre ahora la incertidumbre de qué sucederá son su Representante Permanente (embajador), nombrado por el gobierno de Bongo.
Por otra parte, Dujarric explicó que la ONU tiene 776 trabajadores y familiares en el país, de los cuales 81 son empleados internacionales y 163 empleados locales, y que de momento todos están sanos y salvos.
También defendió que la mejor forma de prevenir este tipo de situaciones es invirtiendo en las instituciones y asegurando que los procesos electorales son seguros y transparentes.
El Consejo de Seguridad de la ONU tiene previsto se reúna esta tarde para tratar la situación en Mali, otro país africano de herencia colonial francesa que ha sufrido un golpe de Estado en el último año.