Los Ángeles, 18 ago (EFE).- La banda de rock fusión Quetzal cumple 30 años de carrera más comprometida que nunca con su misión de hacer música en favor de un cambio social porque, según dicen dos de sus integrantes a EFE, “las cosas se han puesto peor” para las minorías y los inmigrantes en Estados Unidos.
“Como artistas tenemos el compromiso de alentar a las comunidades menos favorecidas a buscar soluciones, y este es un momento crucial porque las cosas no van bien”, dijo a EFE José Quetzal Flores, fundador de la banda nacida en el corazón de la comunidad latina de Los Ángeles.
“El cambio está en nuestras manos. No podemos dejar que nuestro futuro sea definido por un sistema que está diseñado para favorecer a hombres blancos y ricos”, opina el músico, quien se define como un “artivista chicano”.
Este llamado a luchar por mejorar las condiciones de las comunidades menos favorecidas ha consagrado a Quetzal como parte integral de Los Ángeles y de su tapiz político y cultural.
En estos 30 años la banda ha grabado nueve discos y participado en numerosas apuestas artísticas y sociales en favor de la reforma migratoria y la protección de los inquilinos y los vendedores ambulantes, entre otras causas, manteniendo siempre una postura crítica a través de su música.
En ese sentido, Martha González, voz principal del grupo, quien canta tanto en inglés como en español, asegura que los seis miembros de la banda tienen “el corazón y el oído puestos en lo que está pasando en la comunidad, en el país y en el mundo”, y eso es lo que inspira su música.
La cantante, que nació y creció en el Este de Los Ángeles, la zona donde se establecieron los inmigrantes mexicanos a comienzos del siglo XX, asegura que el conjunto entendió la necesidad que existía en la comunidad latina de que se contaran las historias de su gente y de su resiliencia.
La banda se conformó en 1993 durante un momento de efervescencia política y cultural que surgió en Los Ángeles después de los disturbios de 1992, en los que 63 personas murieron y cientos de negocios fueron destruidos después de que cuatro policías blancos fueran absueltos de los cargos que les fueron imputados por golpear al afroamericano Rodney King.
Dos años después de los disturbios los votantes de California aprobaron la Propuesta 187, la ley más dura de la historia de estado contra los indocumentados y que marcó el comienzo de las protestas masivas en favor de los inmigrantes sin estatus legal en el país.
“Necesitábamos contar con nuestra música lo que estaba pasando. Era necesario ser la voz de los sin voz”, recuerda Flores.
El impacto de la banda ha sido reconocido en el ámbito musical y cultural de Estados Unidos. En 2013 el conjunto ganó el Grammy al mejor álbum de rock latino, urbano o alternativo por “Imaginaries”, primer trabajo de Quetzal con el sello Smithsonian Folkways Recordings.
La casa disquera, que pertenece al famoso Museo Smithsonian, tiene el catálogo más grande de música folclórica en el mundo.
Quetzal también ha sido reconocida por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y el Centro Kennedy como una banda pionera e innovadora de la música chicana.
Los zapatos de baile de González fueron adquiridos por el Museo Nacional de Historia Estadounidense y hacen parte de una exhibición permanente.
Por eso “hay mucho que celebrar”, dicen al unísono Flores y González, que se preparan con sus cuatro compañeros -la violinista Tylana Enomoto, el bajista Juan Pérez, el baterista Evan Greer y el percusionista Alberto López- para festejar con un concierto gratuito este sábado 19 de agosto en La Plaza de Cultura y Artes de Los Ángeles.
El tecladista Sandino González Flores acompañará a la banda en el festejo.
Por sus 30 años Quetzal también prepara un cancionero con todas las letras de sus temas, que incluirá varios ensayos de expertos sobre el legado de las canciones.
“Nos dieron la responsabilidad y el trabajo de cuidar y mantener las tradiciones y lo vamos a continuar haciendo”, dice Flores sobre lo que espera para el futuro de la banda.
Por su parte, González advierte que seguirán cantando y haciendo activismo a través de la música “hasta que se acabe el aliento”.