Tucson (AZ), 19 jul (EFE).- El “infierno” que vive Phoenix (Arizona) por la actual ola de calor se extiende por gran parte de Estados Unidos, que enfrenta el sofoco de las altas temperaturas con récords por todas partes que parecen sin freno.
El nuevo registro de Phoenix, la quinta ciudad más poblada del país, fue este martes de 19 días consecutivos con temperaturas por encima de los 110 grados Fahrenheit (43 grados Celsius). El antiguo récord fue de 18 jornadas consecutivas en 1974.
Virginia Muñoz, una de sus residentes, dice a EFE que siente que las suelas de su zapatos se están “derritiendo” cuando se atreve a caminar por el asfalto en las calles, que ahora se encuentran casi vacías en horas del día pese a que es temporada de vacaciones.
“Es como estar en el infierno, el calor es simplemente insoportable. Nunca había vivido algo así, es terrible”, aseguró la hispana.
Según el Sistema Nacional Integrado de Información de Calor y Salud (NIHHIS), para este miércoles cerca de 107 millones de personas en el país enfrentan calores extremos.
Los habitantes del área metropolitana de Phoenix, conocida como el Valle del Sol por sus altas temperaturas durante todo el año, han alterado sus horarios y hábitos, como el deporte.
Dicen que no soportan por estos días las horas diurnas, en las que las temperaturas han alcanzado los 118 grados Fahrenheit (48 C).
“Nos hemos convertido en verdaderos animales del desierto. Salimos de la casa solo cuando se mete el sol”, dijo Muñoz, madre de tres hijos.
Las intensas temperaturas no dan tregua a esta región, donde las temperaturas mínimas por las noches oscilan entre los 85 y 90 grados Fahrenheit (29 a 32 C).
Ciudades como Phoenix y Tucson han establecido centros de enfriamiento donde los residentes pueden refugiarse y escapar del insoportable calor.
“Estos centros estarán abiertos hasta agosto. En caso de ser necesario se podrían extender un poco más”, dijo a EFE Mele Ferreira, supervisor del Departamento de Parques y Recreaciones en Tucson.
Son por ahora el “oasis” para personas como Jesús y Alfredo Meza, quienes pasan las horas jugando billar en el centro El Pueblo en el sur de Tucson.
“Yo soy una persona mayor, estoy retirado, y si me quedo en casa, me temo que la factura de la luz sería muy alta”, dijo Jesús Meza a EFE.
Las altas temperaturas están afectando los negocios, y algunos reportan un descenso de hasta el 50 % en su clientela.
Tratando de combatir el cambio climático, ciudades como Phoenix y Tucson han implementado la pavimentación de algunas calles con el denominado “pavimento frío” o “asfalto gris”, el cual absorbe menos calor.
Ambas ciudades se encuentran sembrando árboles nativos del desierto, particularmente en comunidades de bajos recursos para procurar sombra.
El Servicio Meteorológico Nacional (NWS) alertó este miércoles que la ola de calor extremo se extenderá hasta el fin de semana.
“El Valle de la Muerte”, que se extiende a lo largo la frontera del centro de California con Nevada, alcanzó durante el fin de semana pasado los 128 grados Fahrenheit (53 C).
El insoportable calor ha dejado desiertos los parques y centros de juegos para niños al aire libre en plenas vacaciones escolares.
Las familias están optando por permanecer en casa o salir a un lugar que cuente con aire acondicionado como los centros comerciales o tiendas.
Sin embargo, trabajadores al aire libre como los de la construcción no pueden huir del calor.
Obreros como Luis Santos, que tienen que trabajar sin importar que el termómetro marque más de 110 grados Fahrenheit (43 C), temen sufrir un “golpe de calor”.
“Tenemos que cuidarnos. Hay que ponernos gorra bajo el casco, taparnos el cuello, usar manga larga y sobre todo tomar mucha, pero mucha, mucha agua”, dijo Santos a EFE.
El hispano asegura que también trata de tomar sueros y tomar descansos frecuentes, sobre todo si siente que se comienza a marear.
Un “golpe de calor” es un repentino aumento de la temperatura corporal como consecuencia de la exposición prolongada a las altas temperaturas, especialmente cuando se realiza un esfuerzo físico intenso.
Esto provoca que el cuerpo experimente un “shock” interno que le provoca dificultades para regular su temperatura, el cual en caso de no ser tratado a tiempo puede tener consecuencias fatales.
Un promedio de 700 personas mueren a consecuencia de las altas temperaturas cada año en Estados Unidos, según estadísticas de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Otros 68.000 son ingresados en salas de emergencia debido a las altas temperaturas.
Solamente este verano, en el condado Maricopa, donde reside más del 60 % de la población de Arizona, se han reportado hasta la fecha 12 muertes a causa del calor.