Washington, 19 jul (EFE).- El presidente de Israel, Isaac Herzog, aprovechó este miércoles su comparecencia ante el Congreso estadounidense para agradecer el apoyo de Estados Unidos a su país, pero dejar claro también que aunque respeta los reproches que pueda recibir, hay líneas rojas que no se deben traspasar.
“La crítica a Israel no debe cruzar la línea de negación del derecho del Estado de Israel a existir. Cuestionar el derecho del pueblo judío a la autodeterminación no es legítima diplomacia, sino antisemitismo”, apuntó.
Herzog es el segundo presidente israelí en hablar ante el Congreso estadounidense. El primero fue su padre, Jaim Herzog (1983-1993), quien habló a los legisladores estadounidenses en noviembre de 1987.
Este viaje no ha estado exento de polémica: la congresista demócrata Pramila Jayapal afirmó el pasado fin de semana que Israel es “un estado racista”, que los palestinos merecen la autodeterminación y la autonomía, y que el “sueño” de la solución de los dos Estados “ya ni siquiera parece posible”.
“No soy ajeno a las críticas entre amigos, incluidas algunas expresadas por miembros respetados de esta Cámara. Respeto las críticas, especialmente de amigos, aunque uno no tiene por qué aceptarlas”, agregó Herzog, aplaudido en diversas ocasiones por los congresistas.
Este martes se había aprobado precisamente, por 412 votos a favor y 9 en contra, una resolución que, en respuesta a las declaraciones de Jayapal, daba su apoyo “incondicional” a Israel y señalaba que no es un estado “racista” o donde exista un apartheid.
Herzog, que el martes mantuvo un encuentro bilateral con el presidente estadounidense, Joe Biden, subrayó al Congreso que su país ha dado “pasos claros” hacia la paz con Palestina.
“Sin embargo, la paz verdadera no puede estar anclada en la violencia. La violencia palestina contra Israel socava cualquier posibilidad de una paz futura”, sostuvo.
En esa intervención hizo ver a los estadounidenses que “cuando Israel está fuerte Estados Unidos está más seguro”.
Y en esa línea reclamó tanto que “el mundo no puede ser indiferente a la llamada del régimen iraní de borrar a Israel del mapa”, como que Estados Unidos e Israel deben trabajar juntos “para impedir la amenaza de Irán a la seguridad internacional”.
“Que no haya ninguna duda: Irán no pretende desarrollar energía nuclear con fines pacíficos. Irán está impulsando capacidades nucleares que suponen una amenaza para la estabilidad en Oriente Medio y más allá”, criticó el mandatario.
Herzog se congratuló de que Estados Unidos sea, a su juicio, el socio más cercano y amigo de Israel, y por eso ahondó en su voluntad de reafirmar la relación a pesar de las diferencias, por las que se atraviesa una de sus peores crisis tras la llegada de Benjamín Netanyahu al poder con el Gobierno “más extremista de la historia de Israel”, según palabras de Biden este julio.
En el punto de mira también está la reforma judicial que el Ejecutivo israelí quiere aprobar antes de fin de mes y que pretende anular la doctrina de la razonabilidad, la que permite al Supremo revisar y revocar decisiones gubernamentales en base a si éstas son razonables o no.
“No es un secreto que en los últimos meses la población israelí se ha enzarzado en un debate acalorado y doloroso. A efectos prácticos, ese intenso debate es el tributo más claro a la fortaleza de la democracia israelí”, dijo.
Añadió que tiene “gran confianza” en dicha democracia porque “es fuerte y resiliente y está en el ADN de Israel” y recalcó que su país y Estados Unidos pueden tener desacuerdos, pero “siempre serán familia”.