Miami, 15 jun (EFE).- Noah, un niño de menos de tres años que ha pasado más de la mitad de su vida en hospitales y es el paciente más joven en recibir en EE.UU. un innovador tratamiento para el cáncer de hígado, recibió este jueves el alta médica en Miami rodeado de sus médicos y terapistas, a los que su madre calificó como “héroes”.
Noah recibió un trasplante de hígado en diciembre pasado, lo que fue posible gracias en gran parte a la embolización Y-90, que logró lo que no se había conseguido con la quimioterapia: reducir el tamaño del tumor que tenía en el hígado, que era tan grande que le dificultaba la respiración pues le presionaba el diafragma.
El radiólogo Prassoom Mohandn explicó a EFE que a grandes rasgos el tratamiento consiste en introducir en el hígado a través de las arterias unas pequeñas bolitas radiactivas que cumplen la función de atacar el tumor desde dentro y son más potentes que la radiación que recibiría un paciente desde afuera.
Se usan para tratar a adultos con el mismo tipo de cáncer que el que tenía Noah pero nunca antes se había usado en una persona de la corta edad y del pequeño tamaño de este niño, por lo que sus padres debieron dar el consentimiento para probar la embolización Y-90 con él.
“Así es que pudimos darle la chance del trasplante”, señaló a EFE la hepatóloga Jennifer García, directora médica de los servicios de trasplantes pediátricos en el Miami Transplant Institute, del sistema de salud Jackson Memorial.
García habló con EFE antes de la rueda de prensa celebrada en el Hospital Pediátrico Holtz para anunciar que Noah puede ya irse a su casa en Fort Myers, en la costa oeste de Florida, porque está curado del cáncer y su nuevo hígado funciona bien.
Según la especialista, el caso de este niño, nacido el 29 de noviembre de 2020 en Florida, es especial por varias razones.
“Primero, fue un niño muy prematuro, nació a las 25 semanas y por eso tenía ya muchas complicaciones cuando le diagnosticaron el tumor: tenía muchos problemas respiratorios, muchos problemas alimentarios y no estaba comiendo por boca”.
Era “un paciente de muy alto riesgo”, pero, además, aunque el tumor que tuvo es el más común en pediatría, “no respondió al tratamiento que se usa normalmente, tuvimos que cambiar la quimioterapia varias veces y el tumor seguía creciendo y si el tumor sigue creciendo, no hay manera de hacer un trasplante”.
Noah ha estado en el hospital casi un año y medio -su madre, Michelle Ramkumar Langlois, dijo en la rueda de prensa que fueron más de 400 días- y “mucho de ese tiempo en cuidados intensivos, porque entró bien débil y siguió con problemas que lo hicieron más débil todavía”.
También pasó mucho tiempo en rehabilitación, dijo García.
La hepatóloga explicó que a Noah se le trasplantó parte de un hígado de un donante más mayor que él y también las venas que van a ese órgano, porque el cáncer las había afectado.
“El hígado trasplantado te puede durar toda la vida, si lo cuidas. Es el único órgano del cuerpo que va a seguir creciendo normal dentro del cuerpo del trasplantado”, explica.
Según García, el niño va a tener una vida normal y Noah pareció entenderla pues no paró de hacer lo que haría cualquier niño durante la rueda de prensa: tratar de tomar el micrófono, dejar caer las botellas de agua y hacer muecas y gestos con las manos a los fotógrafos y camarógrafos que asistieron.