Nueva York, 15 jun (EFE).- Una semana después de que el humo de los incendios forestales de Canadá hicieran que la ciudad de Nueva York se recubriera de humo, su cielo tomara un color anaranjado y las autoridades alertaran sobre la calidad del aire, otra ronda de vientos del este está empujando de nuevo el humo de los incendios forestales canadienses hacia la costa este de EEUU, pero esta vez en menor medida.
Se espera que el humo procedente de los cientos de incendios forestales que arden en todo Canadá regrese al área de Nueva York a partir de este jueves por la noche, según la oficina del Servicio Meteorológico Nacional en Upton, Nueva York.
“El humo de los incendios forestales canadienses regresará al área pronosticada desde hoy hasta el viernes. La buena noticia es que, según las últimas previsiones del modelo de humo de actualización rápida de alta resolución (HRRR), la gran mayoría del humo debería permanecer en el aire”, informó hoy la organización en un tuit.
Bill Goodman, meteorólogo del Servicio Meteorológico en Upton, explicó a The Times que en esta ocasión el humo “se experimentará como cielos brumosos” y que “el humo en la superficie debería ser insignificante”.
Según el experto, la mayor concentración de humo sobre la ciudad de Nueva York será el viernes por la mañana temprano y esto producirá “un bonito amanecer rojo”.
Al mediodía de este jueves, el índice de calidad del aire (A.Q.I.) en Nueva York era “bueno”, según AirNow.
El pronóstico extendido del Índice de calidad del aire en el sitio web del Departamento de Conservación Ambiental del Estado de Nueva York indicó que el A.Q.I. para el área de la ciudad de Nueva York llegaría a 65 el viernes, colocándolo en el rango de “moderado”.
En el Medio Oeste de Estados Unidos, el jueves por la mañana, el índice de calidad del aire en Chicago (Illinois) era de 137, “insalubre para algunos”. Además, hay una alerta de calidad del aire vigente hasta el viernes en el estado de Minesota.
La semana pasada, los vientos llevaron el humo a Nueva York y gran parte del este de Estados Unidos, cubriendo la región con una neblina que retrasó vuelos y cerró escuelas, ya que el aire era peligroso de respirar.
La ciudad de Nueva York experimentó la peor calidad del aire registrada; el índice de calidad del aire fue de “poco saludable” a “muy poco saludable” y, por último, pasó a la categoría de “peligroso”.