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Miami, 22 jul (EFE).- Que el “derecho a tener derechos” sea una reclamación de los que piden un cambio en Cuba, incluidos los manifestantes del 11 de julio de 2021, prueba que el pensamiento y el legado del opositor cubano Oswaldo Payá están vigentes, dice a Efe su hija Rosa María al cumplirse este viernes 10 años de su muerte.
Rosa María Payá, continuadora del Proyecto Varela, una iniciativa lanzada por Payá en 1998 para activar una consulta ciudadana en Cuba, está al frente de las actividades para conmemorar el décimo aniversario de lo que ella y el resto de su familia consideran un “asesinato” a manos de agentes de la “seguridad del Estado”.
El 22 de julio de 2022 Payá y el también opositor Harold Cepero murieron cerca de la ciudad de Bayamo (Cuba) en lo que las autoridades cubanas catalogaron como un accidente automovilístico producido por exceso de velocidad.
El automóvil era conducido por el joven político español Ángel Carromero, quien cumplió condena en Cuba por homicidio imprudente, y viajaba también a bordo Jens Aron Modig, líder de la rama juvenil de los cristiano demócratas suecos.
Los cuatro se dirigían desde La Habana a Santiago de Cuba para reunirse con activistas del Movimiento Cristiano Liberación, fundado por Payá en 1988.
ESPERANDO A LA CIDH
La familia Payá nunca aceptó la versión oficial y llegó a presentar una querella ante la Audiencia Nacional española para que se investigara lo ocurrido.
Carromero declaró en diciembre de 2021 a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), ante la cual las familias de Payá y Cepero han planteado una demanda contra el estado de Cuba, que eran seguidos y que, antes de la colisión, sufrieron una embestida de un automóvil en el que viajaban agentes cubanos.
La CIDH aún no se ha pronunciado sobre la demanda, pero Rosa María Payá dice a Efe que espera una condena “clara” por toda la evidencia recogida en una investigación de Human Rights Foundation y presentada por el representante legal de ambas familias, que es el centro Robert F. Kennedy.
Para María Elena Alpízar, que representa en Miami a las Damas de Blanco, la organización de mujeres opositoras que se manifiesta pacíficamente los domingos en La Habana, no hay duda de que la “mano de los Castro” está detrás de la desaparición física de Oswaldo Payá, “como en la de tantos otros”.
“Tanto los opositores como la dictadura veían a Payá como alguien que podía regir los destinos de una Cuba libre. Por eso lo asesinaron”, dice a Efe.
Otra opositora y exiliada, Sylvia Iriondo, subraya que las muertes de Payá y Cepero “fueron actos premeditados y deliberados” y hay “testimonios y evidencias” que lo prueban.
Ambas asistieron la víspera del aniversario a un acto para asignar a una calle de Miami el nombre de Oswaldo Payá Sardiñas, nacido en Cuba el 29 de febrero de 1952 y ganador en 2002 del Premio Sajarov a la Libertad de Pensamiento que concede el Parlamento Europeo, entre otros muchos galardones.
El premio le fue otorgado por el Proyecto Varela que lanzó en 1998 con el fin de activar una consulta popular sobre el sistema político en Cuba. Logró recoger 25.000 firmas de apoyo por todo el país para su iniciativa y la presentó al Congreso cubano, pero la consulta no se convocó.
UN SOLO SAJAROV, UN SOLO PAYÁ
El décimo aniversario de las muertes de Payá y Cepero lleva conmemorándose desde junio con diversas actividades no solo en Miami sino también en Washington, donde el 14 de julio se presentó “Give Me Liberty: Examining the Legacy of Oswaldo Payá”, un libro del periodista ganador del Premio Pulitzer David Hoffman.
Este viernes se presentará en un acto en la Ermita de la Caridad de Miami, un templo católico declarado santuario nacional de EE.UU.
Al recordar la profunda fe católica de su padre, Rosa María Payá expresó hoy a Efe su dolor por las recientes palabras del papa Francisco sobre Cuba que han causado indignación entre los exiliados cubanos en Miami, por haber dicho que para él “Cuba es un símbolo” y que mantiene una “relación humana” con el expresidente Raúl Castro.
“Son palabras muy dolorosas para el pueblo cubano, para los religiosos y religiosas, para los laicos y los católicos en general. Esperábamos comprensión y solidaridad y lo que nos ha dejado es una sensación de abandono e indefensión”, señaló.
El libro de Hoffman, un veterano periodista de The Washington Post, analiza la vida enfocada en conseguir la libertad y democracia para Cuba que vivió Payá y el papel que podía haber desempeñado en una eventual transición democrática.
Hoffman dijo en la presentación del libro en la sede de la organización National Endowment for Democracy en Washington que cuando cubría temas soviéticos siempre le llamó la atención el hecho de que solo hubiera un Andrei Sajarov y no muchos opositores que se enfrentasen a un régimen “implacable”.
Esa misma cualidad -dijo- la encontró en Payá y por eso escribió su libro.
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