Washington, 22 may (EFE).- La secretaria del Tesoro de EE.UU., Janet Yellen, se dirigió este lunes a los líderes del Congreso para advertir de que si no se alcanza un pacto para elevar el techo de deuda, la posibilidad de que el país incurra en una suspensión de pagos el 1 de junio ha pasado de probable a “altamente probable”.
Su misiva se envía el mismo día en que el presidente estadounidense, Joe Biden, y el líder de la Cámara de Representantes, el republicano Kevin McCarthy, van a reanudar las negociaciones en persona en la Casa Blanca.
Aparte de McCarthy, Yellen se dirigió a los líderes demócratas en la Cámara Baja, Hakeem Jeffries, y del Senado, Chuck Schumer, así como al conservador Mitch McConnell, principal figura de la oposición republicana en la Cámara Alta.
El pasado 15 de mayo Yellen les avisó de que era “probable” que el Tesoro dejara de poder satisfacer el 1 de junio sus obligaciones gubernamentales si no se elevaba o suspendía el límite de la deuda soberana.
Este lunes, con los nuevos datos disponibles en esta semana, la titular del Tesoro subrayó en su nueva carta que esa posibilidad es ahora “altamente probable”.
Yellen pidió a los legisladores no esperar “hasta el último minuto” para alcanzar una solución, porque hacerlo “puede provocar serios daños a los negocios y a la confianza del consumidor”, además de tener un impacto negativo en el ratio crediticio de Estados Unidos.
El país nunca ha incurrido en un impago de la deuda nacional, pero cada cierto tiempo se asoma a esa posibilidad, ya que, a diferencia de otras naciones, su Ejecutivo solo puede emitir deuda hasta el límite establecido por el Congreso, que tiene el poder de suspender ese techo según crea conveniente.
El límite actual, de 31,4 billones de dólares, fue alcanzado el pasado mes de enero. El Gobierno está recurriendo actualmente a dinero en sus reservas para pagar las deuda que ha contraído, pero el Departamento del Tesoro estima que esas reservas se agotarán el 1 de junio, momento en el que EE.UU. entraría en suspensión de pagos.
Biden decidió suspender el viaje que tenía previsto hacer a Australia y Nueva Zelanda tras la cumbre del G7 en Japón para poder volver antes a Washington y proseguir las negociaciones, estancadas porque los republicanos pretenden supeditar el techo de deuda a recortes en el gasto mientras los demócratas no quieren vincularlos.