Ciudad de México, 17 may (EFE).- México conmemora este Día contra la Homofobia, Lesbofobia, Transfobia y Bifobia como el segundo país con más crímenes de odio de Latinoamérica pese a los avances legales que reconocen el matrimonio igualitario, la identidad de género y criminalizan la discriminación.
Las minorías sexuales padecieron 305 hechos violentos motivados por el odio de 2019 a 2022, incluyendo asesinatos, desapariciones, atentados a la vida y suicidios, según el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio contra Personas LGBTI+ en México.
Tan solo en 2022, el Observatorio documentó 22 desapariciones y 62 casos de asesinatos, atentados, y suicidios, con la mayoría de las víctimas como personas de entre 25 y 29 años, mujeres trans y hombres homosexuales.
Pero de cada caso documentado hay otros tres que no se contabilizan, expone Ximena Manríquez, coordinadora del Observatorio, iniciativa de la Fundación Arcoíris.
“Desafortunadamente, México sigue estando en segundo lugar en número de crímenes de odio a nivel de América Latina, después de Brasil”, indica.
“Y, dado que en este momento ya tenemos un registro y una documentación de cuatro dimensiones de violencia, tenemos esta mirada más general de estas condiciones de violencia y vemos un incremento en las cifras”, añade.
En tanto, la organización civil Letra S, Sida, Cultura y Vida reportó un aumento de más del 11,5 % en los asesinatos de odio contra personas LGBT en México en 2022, cuando registró 87 frente a los 78 de 2021, aunque también advierte que la cifra real rondaría los 200.
En los últimos cinco años, suman al menos 453 asesinatos motivados por el odio, según su reporte anual “Informe de muertes violentas y crímenes por prejuicio contra personas LGBT+”.
LOS DERECHOS LGBT AVANZAN
La violencia contra las personas LGBT en México contrasta con los hitos legales del país, donde desde el año pasado todos los estados del país realizan matrimonios entre personas del mismo sexo.
Además, la Suprema Corte reconoció el año pasado el derecho de las infancias trans a rectificar su género en las actas de nacimiento, y la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y el Instituto Nacional Electoral (INE) han avanzado en identificaciones que reconocen a personas trans y no binarias.
“Resulta muy contrastante cómo sí hay un avance en términos del marco legislativo, pero al mismo tiempo vemos esta prevalencia de condiciones de violencia tan extremas, que implican el arrebato de la vida a las personas LGBTI+ por cuestiones de prejuicio, que tiene que ver con este odio y violencia”, comenta Manríquez.
La experta atribuye la violencia al contexto sociocultural, a grupos religiosos y al incremento del discurso de odio, incluyendo el de políticos.
“También hay que nombrar el contexto generalizado de violencia en el país, en donde esta situación de la economía criminal nos vuelve mucho más vulnerables a todas las personas y particularmente a la población LGBTI+”, ahonda.
NUEVOS Y VIEJOS RETOS DE LA COMUNIDAD LGBT
Gloria Careaga, coordinadora general de la Fundación Arcoíris por el respeto a la diversidad sexual, manifiesta que “es muy importante el reconocimiento de la fuerza que este movimiento tiene en todo el país”, donde pasó del “pecado y el crimen a ser un interlocutor legítimo”.
“Es un trabajo súper importante que se ha logrado y eso ha resultado en reformas legales. Al mismo tiempo, son actos de valentía porque el hecho de que tú te atrevas a mostrarte, evidenciarte como quien eres, te pone en una condición de riesgo permanente todavía en el país”, matiza.
Por primera vez en la historia, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) contabilizó el año pasado de forma oficial a la población LGBT en México, donde asciende a cerca de 5 millones de personas, el 5,1 % de los habitantes de 15 años y más.
Pero Careaga considera que “el desafío más importante” en la actualidad es que la población LGBT forme parte de todas las estadísticas.
“Que el Inegi realmente incorpore en todas sus investigaciones la orientación sexual, la expresión y la identidad de género para que realmente demos el salto y formemos parte de la política pública”, señala.
Por otro lado, México tendrá elecciones en 2024, por lo que los derechos LGBT otra vez están en el aire.
“Tengo la esperanza de que alguno de los partidos asuman la responsabilidad de manifestarse en favor de nuestros derechos, pero dada la polarización política que hay actualmente, yo veo difícil que vayamos a lograrlo”, reconoce.
“Una vez que se instale el nuevo Gobierno tendremos que volver a empezar a picar piedra y a tratar de que se nos escuche”, concluye.