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Nueva York, 20 jul (EFE).- Un gigante tatuado y volcado con la clase obrera contra un cirujano musulmán convertido en multimillonaria estrella televisiva y aliado de Donald Trump: estos son los dos candidatos muy poco tradicionales y en las antípodas políticas que pelearán en Pensilvania por un escaño en el Senado de EE.UU.
La contienda, además de muy mediática por el llamativo perfil de los dos aspirantes, se presenta como una de las más importantes de las legislativas del próximo noviembre a la hora de decidir qué partido controlará la Cámara Alta.
El candidato demócrata es John Fetterman, actual vicegobernador del estado y que, como él mismo subraya en sus anuncios electorales, “no parece un político típico ni actúa como tal”.
Con sus más de dos metros de estatura, su aspecto rudo y su alergia a los trajes, la imagen de Fetterman recuerda más a un obrero del decrépito cinturón industrial de Pensilvania que a alguien que aspira a moverse en los círculos de poder de Washington.
Enfrente tiene a Mehmet Oz, conocido popularmente como Dr. Oz por sus apariciones en televisión, donde durante años llegó a tener su propio programa diario de consejos médicos tras convertirse en un rostro habitual de la mano de Oprah Winfrey.
En los últimos tiempos, sobre todo desde el estallido de la pandemia, Oz -un emigrante turco convertido en millonario, perfecta encarnación del sueño americano- cambió a Winfrey por Fox News, lo que le sirvió de lanzadera para sus aspiraciones políticas y, gracias en buena medida al apoyo de Trump, para conseguir la nominación del Partido Republicano en Pensilvania.
Los trajes impolutos de Oz y los pantalones cortos y sudaderas que acostumbra a vestir Fetterman no hacen más que subrayar el perfil totalmente opuesto de dos candidatos cuyas propuestas políticas, por supuesto, también lo son.
Fetterman ofrece una agenda que recuerda a la del líder izquierdiesta Bernie Sanders, marcada por la defensa de los trabajadores y, sobre todo, de esas comunidades “olvidadas” del interior estadounidense como Braddock, la localidad a las afueras de Pittsburgh donde fue alcalde entre 2005 y 2019.
Braddock es casi un símbolo del desastre vivido en esos pueblos y ciudades que fueron el corazón de la industria estadounidense y que hoy, en muchos casos, están asolados por la pobreza, la falta de oportunidades y las drogas.
Aunque Fetterman es alguien que proviene de la élite americana -creció en una familia acomodada y se graduó en Harvard-, se involucró a fondo en esta comunidad de mayoría afroamericana y donde sigue viviendo. Tanto, que en uno de sus brazos lleva tatuadas las fechas de los asesinatos que se registraron mientras fue alcalde.
La violencia armada, el derecho al aborto, la protección de la comunidad LGTB, el cambio climático o la legalización de la marihuana son algunos de los asuntos centrales de su campaña, que se enmarca en el ala izquierda del Partido Demócrata.
Esa agenda es tachada de “socialista” -hasta hace poco casi un insulto en Estados Unidos- por Mehmet Oz, que se presenta como alternativa conservadora promoviendo más dureza contra el crimen, protección para las armas, apoyo a la industria energética o lucha contra la inmigración ilegal.
El cirujano retirado abrazó durante las primarias la retórica más “trumpiana” para imponerse a sus rivales republicanos, en un movimiento inesperado teniendo en cuenta el historial de comentarios del expresidente contra los musulmanes, pues Oz es el primer candidato de esta religión oficialmente nominado al Senado por uno de los grandes partidos.
El ganador de los comicios ocupará el escaño que dejará vacante el republicano Pat Toomey y, con Fetterman por ahora en cabeza de las encuestas, es una de las mejores oportunidades de los demócratas para ganar un asiento.
Así, se espera que la carrera bata récords de gasto en Pensilvania y los dos candidatos no han tardado en soltar toda una batería de comentadísimos anuncios electorales para atacarse mutuamente.
Este mes, Oz dio la “bienvenida” a la campaña a Fetterman, que se recupera de un infarto, con un vídeo en el que aparecía haciendo ejercicio, recordando lo alarmante que este tipo de problema de salud puede ser y advirtiendo al electorado sobre la “agenda radical” de su rival.
Fetterman, mientras, ha optado por tirar del humor para presentar a Oz como un millonario que, por capricho, busca ser elegido al Senado por un estado en el que ni siquiera vive, pues durante más de tres décadas ha residido en la vecina Nueva Jersey. Promueve un vídeo en el que desea a su rival suerte en su “mudanza” a Pensilvania.
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