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Los Ángeles (EE.UU.), 19 jul (EFE).- El sentimiento antinmigración y el rechazo a los mayores inspiraron al cineasta Diego Hallivis para dirigir “American Carnage”, un thriller en el que unos jóvenes indocumentados conviven con ancianos en una residencia donde nada es lo que parece.
“Así como el sistema utiliza a los latinos, me pregunté ‘¿Cuál es el otro grupo de EE.UU. en el que la gente no tiene voz?’. Pues los ancianos”, explica a Efe este director criado entre México y Estados Unidos ante el estreno, esta semana, de su controvertido filme.
Hallivis comenzó a escribir el guion de esta distopía junto a su hermano Juan después de ver las imágenes de los centros de detención de inmigrantes en los que, durante el mandato de Trump, se aplicó una política que separaba a los niños de sus familias.
De hecho, el título de esta cinta toma unas palabras que el propio expresidente pronunció durante su discurso de investidura, en el que prometió poner fin a “la carnicería” (American Carnage) que, según él, estaba acabando con los negocios y la seguridad de los estadounidenses.
Sin embargo, para Hallivis la auténtica “carnicería” de EE.UU. la sufren dos colectivos muy concretos: los inmigrantes y los ancianos.
La película comienza cuando el gobernador de un estado (no se determina cuál) promulga una ley extrema que considera que los familiares de inmigrantes indocumentados, incluidos sus hijos nacidos en EE.UU., están apoyando a un criminal y por tanto deben ser condenados.
Para evitar la deportación, los jóvenes detenidos pueden ser voluntarios en unas residencias de ancianos administradas por el misterioso programa EATU (Entendimiento de la Tolerancia de los Ancianos, por sus siglas en inglés).
Ese es el caso de JP (Jorge Lendeborg Jr.), un estudiante recién admitido en la Universidad de Columbia, su hermana Lily (Yumarie Morales), y otros compañeros en circunstancias similares como Big Mac (Allen Maldonado) o Camila (Jenna Ortega).
Lo que en principio parecía que un servicio a pacientes con Alzheimer o realizar labores como dar de comer a personas con poca movilidad, pronto se convierte en una amenaza de la que nadie sabe escapar.
“Tenía que usar el horror y la comedia de una manera casi absurda para que la gente recibiera el mensaje”, argumenta Hallivis.
Transitando entre el terror y el humor disparatado, “American Carnage” combina el drama de los centros de inmigrantes con la soledad de las residencias de ancianos cristalizando en una producción que bebe de referencias como “The Forever Purge” en sus escenas más violentas y se asemeja a “Get Out” en su tono de denuncia social.
A pesar de la intensidad de la trama, el cineasta prefiere definirla como una “historia muy loca que hace reír y pensar”.
“Muchas películas sobre temas sociales reflejan la realidad de una manera que deprime. Yo quería usar el horror para alejarme y exagerar el mundo, y la comedia para que la gente se divierta entre sustos”, explica.
Su objetivo es que el espectador “tenga una conversación después de verla pero, ante todo, la disfrute”.
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