Los Ángeles (EE.UU.), 18 jul (EFE).- Roger Gunson, el fiscal en el juicio contra el cineasta Roman Polanski en Los Ángeles (EE.UU.), admitió que intentó apartar al juez que supervisaba el caso porque no cumplía sus promesas y estaba condicionado por la presión mediática.
Según relató el fiscal en una declaración tomada en 2010 y publicada este lunes por medios de comunicación estadounidenses, Polanski abandonó EE.UU. en 1978 después de que el juez instructor del caso, Laurence J. Rittenband, plantease en un encuentro informal que podría alargar la condena del cineasta en prisión.
En el juicio, Polanski se declaró culpable de mantener relaciones con una menor de 13 años, a cambio de que los abogados de la víctima retiraran otras denuncias de violación y uso de drogas contra la voluntad de la joven.
Al quedarse con el delito menos grave, el juez, ya fallecido, ordenó que el cineasta ingresara 42 días en una prisión para ser examinado psicológicamente.
Después de un informe elaborado por los funcionarios de esa cárcel, que estipuló que no era necesaria alargar su estancia en prisión, el juez aseguró en la corte de Los Ángeles que respetaría su criterio.
Sin embargo, la fuerte presión mediática y las protestas que se organizaron en la ciudad llevaron a que el magistrado cambiara de opinión y comentara con otros abogados la posibilidad de ampliar su condena para satisfacer la demanda popular, de acuerdo con el diario especializado Deadline.
Gunson calificó el comportamiento de Rittenband como poco profesional y afirmó que intentó apartarle del caso, aunque sin éxito.
La versión de Gunson se ha publicado después de que el nuevo fiscal del condado de Los Ángeles, George Gascón, solicitara la semana pasada que se revelen los documentos relativos a la acusación criminal contra el cineasta polaco.
Gascón aseguró que esa imputación se presentó, otros motivos, porque la víctima, Samantha Geimer, lo pidió de forma expresa.
Geimer también es partidaria de que se ponga fin al juicio sin el arresto de Polanski.
En 1977, Polanski, que tenía 43 años entonces -ahora tiene 88-, drogó y obligó a Geimer, de 13, a mantener relaciones sexuales después de una sesión fotográfica.
El cineasta argumentó que en su día llegó a un acuerdo con las autoridades para cumplir únicamente 48 días entre rejas, pero que escapó del país porque el magistrado pretendía imponerle una condena más dura de la pactada.
Este embrollo judicial ha restringido su libertad de movimiento por todo el mundo durante más de 40 años por miedo a que Estados Unidos reclamara su extradición.