Los Ángeles (EE.UU.), 10 mar (EFE).- La activista y estrella de Hollywood Jane Fonda abogó este viernes por el “asesinato” de los políticos que se oponen al aborto como una de las posibilidades para que las estadounidense sigan pudiendo interrumpir de forma voluntaria sus embarazos.
“Llevamos varias décadas teniendo el control sobre nuestros cuerpos y siendo capaces de decidir cuántos hijos queremos tener y cuándo. Ahora que sabemos lo que se siente, no vamos a volver atrás, no me importan las leyes, ¡no vamos a volver atrás!”, expresó en el programa matinal “The View”.
La presentadora Joy Behar preguntó a la actriz qué acciones sugería llevar a cabo -más allá de las protestas- para hacer frente a las decisiones políticas que afectan a la libertad de las mujeres, a lo que Fonda señaló: “Bueno, he pensado en el asesinato”.
Su comentario fue tomado por el resto de mujeres que participaron en la discusión como una broma, pero Fonda, de 85 años, no quiso aclarar si lo decía en serio.
Ante la ambigüedad de la frase, la congresista republicana Anna Paulina Luna tomó de manera literal sus palabras y desde su cuenta de Twitter anunció que ya había notificado a la policía del Capitolio ese llamamiento al “asesinato de políticos provida”.
“Como miembro provida del Congreso y ante la falta de reacción (por parte de Fonda) para aclarar que su declaración era una broma, tomamos en serio esta amenaza”, explicó en un comunicado.
También exigió que el programa “The View” y la ganadora de dos Óscar a la mejor actriz por “Klute” (1972) y “Coming Home” (1979) se retractaran de forma pública de su “repugnante comportamiento” durante la charla.
Los comentarios de Fonda surgen en medio de una creciente ola de restricciones en diversos estados del país norteamericano sobre los derechos reproductivos de las mujeres después de que el Tribunal Supremo derogara el pasado junio el derecho al aborto a nivel federal.
La organización Planned Parenthood, que defiende una atención médica y reproductiva asequible de alta calidad en el país, calcula que desde entonces 18 de los 50 estados han prohibido el aborto en EE.UU. o lo han restringido severamente, y que en 13 de ellos el acceso a ese servicio es en la práctica imposible aunque haya excepciones.