Miami, 16 feb (EFE).- La opositora nicaragüense Irlanda Jerez, una de las 94 personas a las que el Gobierno de Nicaragua despojó de su nacionalidad, dijo este jueves que no se “doblegará” ante la nueva “infamia” de la “pareja de ancianos decrépitos y criminales”, como llamó al presidente Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo.
“Soy cien por cien nicaragüense. (Los opositores) no vamos a descansar hasta dar fin a esta dictadura perversa”, señalo Jerez, que se exilió en Miami después de haber estado presa en 2018 y 2019 por participar activamente en las protestas antigubernamentales.
En una declaración en vídeo transmitida por sus redes, Jerez reaccionó con indignación a lo que definió como una “medida draconiana” de Ortega y Murillo, que, además de la privación de la nacionalidad por “traición a la patria”, incluye el decomiso de todas las propiedades de los declarados apátridas.
Según Jerez, que después de emitir su declaración le dijo a EFE que aun no ha decidido si pedirá la nacionalidad española que les ha ofrecido el Gobierno de España a los despojados de la nicaragüense, a ella ya le habían quitado casi todo lo que tenía “los cómplices de la dictadura” y ahora han completado la operación.
La activista, que fundó en Miami la organización Nicaragüenses Sin Fronteras, subrayó que no se doblegará ni se “venderá” nunca y que no parará hasta que no se logre “la libertad, la justicia y la democracia en Nicaragua”.
“No nos vamos a dar por vencidos jamás”, dijo antes de pedir la libertad de todos los presos políticos y especialmente la del obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez.
Este obispo no aceptó irse al destierro a Estados Unidos, la medida que trajo a EE.UU. la semana pasada a 222 presos políticos.
El obispo auxiliar de Managua Silvio Báez, también radicado en Miami y uno de los 94 nicaragüenses a los que el presidente Daniel Ortega les quitó su nacionalidad, afirmó este jueves que nadie podrá arrebatarle el “orgullo” de ser de Nicaragua.
En un mensaje en su cuenta de Twitter, Báez pidió a Dios que guíe a los nicaragüenses “en el camino hacia la liberación” de un país, donde “el pueblo es oprimido y la Santa Iglesia perseguida”.
El obispo auxiliar de Managua reside y ejerce como pastor en la parroquia de Santa Ágata, en el barrio de Sweetwater, en Miami, donde se concentran nicaragüenses y centroamericanos.
Báez se radicó en Miami después de haber sido llamado por el papa Francisco al Vaticano en 2019, algo que los opositores nicaragüenses calificaron como un “exilio forzoso”.