Nueva York, 14 feb (EFE).- Miles de orquídeas recrean los paisajes tradicionales chinos en el gran invernadero de cristal del Jardín Botánico de Nueva York para celebrar el vigésimo espectáculo anual de este tipo de flores que se abrirá al público este fin de semana.
Para la paisajista Lily Kwong, que es la primera mujer no blanca en diseñar esta exhibición, era importante trasmitir sus orígenes asiáticos.
En su diseño intenta simular “los elementos naturales y los jardines tradicionales chinos” mediante elementos orgánicos a pequeña escala: juega con rocas recubiertas de musgo y orquídeas para simular montañas; fuentes para recrear cataratas y ríos, arbustos para representar árboles; y el cielo, por su parte, está muy presente porque envuelve toda la exposición a través del invernadero de cristal.
La muestra cuenta con dos grades salas que están conectadas por un pasillo o “pasarela de la meditación”, que también forma parte de este gran invernadero que se encuentra en el parque de El Bronx.
En esa pasarela Kwong juega con la yuxtaposición entre “el yin y el yang”, al usar agua y musgo a los laterales y decorarlos con diversas orquídeas, algunas de ellas medicinales.
“Es algo que se refleja a menudo en el diseño de jardines chinos. El agua se asocia a menudo con la energía yin y está rodeada de flores blancas que se consideran el elemento yang”, explica a EFE Kwong.
El tipo de orquídeas que se encuentran en el “pasillo de la meditación” son “orquídeas medicinales raras que se han utilizado durante miles de años en la medicina tradicional china”.
Para Kwong este tipo de orquídeas tiene un simbolismo especial pues su bisabuelo era un “renombrado comerciante y curandero” y usaba las orquídeas dendrobium para “dar más fuerza (a sus pacientes) y fortalecer su sangre, aumentando así su longevidad”.
UN DELEITE PARA TODOS LOS SENTIDOS
La paisajista cuenta que su diseño busca estimular todos los sentidos del visitante: el visual con la diversa paleta de colores de las orquídeas; el tacto con diferentes texturas como el agua, las rocas o el musgo; el oído con música tradicional China con pájaros cantando que suena de fondo; y el olfato con el dulce olor natural de las orquídeas.
“El olor es algo muy difícil de comunicar. Es imposible comunicarlo en fotos o videos y los olores en esta habitación y en este espacio son extraordinarios”, anota la diseñadora y explica que pese a que estas flores sean más populares por su belleza visual que por su olor, muchos tipos de orquídeas imitan olores para atraer a insectos y pájaros, que son polinizadores.
“Algunas (orquídeas) huelen a té chaï, otras a café y otras a chocolate. Hay una gran gama y diversidad de olores entre todas las orquídeas”, detalla la experta.
OBSERVAR CON LOS OJOS, NO CON LOS TELÉFONOS
El objetivo de Kwong es que del 18 de febrero al 23 de abril los visitantes pongan sus teléfonos en sus bolsillos y disfruten de la exhibición sin una pantalla de por medio.
“El resultado (de esta exposición) es hermoso y ciertamente fotogénico, pero espero que además de tomar fotos, la gente guarde sus teléfonos, porque hay muchos pequeños momentos ocultos que están destinados a hacer que la gente se detenga, reflexione y piense en los suyos, en su herencia y en su propia conexión con el mundo natural”, recalca Kwong.