Miami (EEUU), 29 ene (EFE).- Los Phoenix Suns confirmaron el mal momento de los Miami Heat al imponerse este lunes por 105-118 y endosarles su séptima derrota consecutiva.
Fue otro partido muy pobre de los de Erik Spoelstra, que ya tienen la peor racha en activo de la liga y que, pese a una reacción en el tramo final, están muy lejos de su mejor versión (24-23 de balance).
En cambio, Phoenix (27-20) lame sus heridas tras dos derrotas previas y corta así la mala racha antes de seguir su larga gira por el Este.
Eric Gordon fue el máximo anotador de los de Arizona con 23 puntos desde el banquillo. Tanto Devin Booker como Kevin Durant también alcanzaron la veintena, el primero con 22 y el segundo con 20. Ambos aportaron cada uno 8 rebotes y 7 asistencias.
En Miami, Jimmy Butler se marchó hasta los 26 puntos, Terry Rozier firmó 21 y Tyler Herro aportó 17. Las 11 pérdidas de balón y la fragilidad defensiva lastraron a los locales.
Los Heat no perdían siete partidos de manera consecutiva desde el año 2008, una temporada que pasó a la historia por un espantoso balance de tan 15 triunfos y 67 derrotas.
Más y más dudas en el juego de Miami
Rozier inició el partido de manera eléctrica con dos acciones ofensivas brillantes, primero con un cambio de mano que dejó mal a Durant para elevarse y anotar desde cuatro metros, y posteriormente con un tres más uno que puso el 6-2 para Miami de manera casi instantánea.
No lograron darle continuidad los locales y regalaron varios balones que permitieron correr y sumar a Phoenix. No obstante, ninguno de sus principales peligros logró despertar en el primer cuarto ya que entre Booker, Durant y Bradley Beal apenas anotaron 13 puntos en doce minutos.
Los demás sí aportaron y mostraron una entereza de la que últimamente está muy lejos Miami. Drew Eubanks entró desde en la segunda unidad para hacerse dueño y señor de la pintura, llegó hasta los 11 puntos y permitió que los visitantes cerraran el primer periodo con un 25-33 a favor.
El triple fue un dolor de cabeza para los Heat en la primera mitad. Acostumbrados a que sea una de sus mejores armas ofensivas, el tres de trece del primer cuarto dio paso a un mejorado pero insuficiente tres de seis en el segundo parcial.
Fue precisamente un triple de Booker más una bandeja de un productivo Gordon lo que puso la máxima renta por entonces para los Suns con 17 puntos en el 41-58 a menos de cuatro minutos para el descanso.
La mesa de anotación no tuvo excesivo trabajo durante los últimos dos minutos y medio antes del bocinazo, que fueron un auténtico despropósito ofensivo de ambos conjuntos. Así, la primera mitad terminó con un 49-62 en el luminoso.
Los Suns salen en tromba
Lejos de reaccionar, la situación se puso incluso más cuesta arriba para unos Heat que se están acostumbrando últimamente a arrodillarse ante todo aquel que pisa el Kaseya Center.
Phoenix hizo en el tercer cuarto su mejor puntuación, 38 tantos demoledores bien complementados por su defensa. La salida en tromba de los Suns demostró que llegaron escarmentados después de sus últimas dos derrotas en Indianápolis y Orlando.
La renta fue creciendo hasta una máxima de 28 puntos. Los únicos en responder por los locales fueron Butler y Rozier mientras el juego colectivo y el acierto en el tiro exterior brillaban por su ausencia.
El 74-100 a falta de doce minutos convertía el último periodo en un mero trámite. Caleb Martin culminó el tercer cuarto con un mate descomunal que al menos levantó de sus asientos a un público que desfilaba camino del parking.
Hubo algo diferente respecto a los últimos partidos de los Heat como locales: supieron sacar el orgullo, quizás demasiado tarde, pero saltaron al último tramo endosando un 8-0 que obligó a Frank Vogel a demorar el descanso de sus estrellas.
Cinco puntos de Josh Richardson y un triple de Herro mostraban algo de luz para los locales. A la vuelta del tiempo muerto volvieron a golpear desde el perímetro y los Suns tardaron tres minutos en encontrar su primera canasta con Durant lanzando desde la esquina. Miami se acercó a 14 puntos con una defensa zonal inédita hasta el momento. Con 93-107, otra vez Durant enfriaba a una grada que no parpadeaba.
Fue una reedición de las famosas remontadas del pasado curso y con el 97-110 a 4:41 para el final generaron más dudas en unos incrédulos Suns. El partido ya era más de testosterona que de baloncesto. Adebayo puso un tapón memorable a Booker y Butler fue efectivo en el otro aro.
Nunca se sabrá que hubiera sucedido con dos minutos más, pero los doce reglamentarios fueron finalmente insuficientes para culminar la remontada, que quedó anulada con el 105-118 definitivo.